Me sirvo otro café y miro el móvil mientras él desayuna. Le veo cómo mira de reojo al reloj mientras mete en la taza el bizcocho. Se le derrama un poco de leche sobre el mantel y se pone, nervioso, a recogerlo con la servilleta
-Es que como me tiembla tanto la mano, tengo que estar muy listo al hacer las cosas
-No te preocupes, eso nos pasa a todos…yo creo que hoy tienes prisa, que miras mucho la hora ¿Quieres salir de paseo?
-Pues sí, porque las piernas no se quieren estar quietas…- Mira los restos en la mesa-¿Dejas esto empantanao?
-Sí, venga, ya fregaremos luego…
-A lo primero de empezar a venir por aquí, nos llegábamos a ver el mar, na más soltar la maleta, aunque fuera de noche…Mi mujer, Pili, ¡Uy lo que la gustaba!…Tó se le hacía querer traer a su madre a que lo viera: «Tiene usté que venir que es cosa muy bonita…» «No será pa tanto – decía ella- será como un río grande» …y se murió sin verlo, le dió una cosa de esas que se sube toa la sangre a la cabeza de golpe y se quedó en el sitio… fregando estaba, ¡fíjate!
– Menos mal que hemos dejado nosotros todo empantanao…
– Y estamos aquí – suspira hondo – que es cosa muy bonita…