Archivo por meses: marzo 2017

La parra dará sombra

-… Pues sí hombre, los insectos también son necesarios, piquen o no piquen…¡Ay qué cooooño! Qué se me enreda esto..img_20170330_165830341.jpg

-¿Por qué no paras a quitártela? que parece que tienes  prisa…

-Si a veces lo pienso y me quiero parar pero se me van las piernas ellas solas…

-Como cuando siempre tenías quehacer en la viña…

-¡Es que las cosas hay que haceeerlas!..¿Qué te crees que se hacen solas? Este año, por ejemplo, como no hemos podao la parra, pues no va a dar otra cosa que sombra, ni uvas, ¡ni ná!

-Pues qué bien, una buena sombra. Si las uvas ni las comemos

-Uy, que no, dice… Mira, hacíamos el vino con ellas y también colgábamos los racimos de las vigas y así se iban secando y teníamos uvas todo el año, lo que es que aquí con la humedad no se secan, se pudren…¡Si yo ya lo he probao!

 

 

Las libélulas no pican

-Te advierto que me voy a quitar esto y a quedarme en camisa, que ya está picando el sol que es un gusto…¡Mira! a esas las llamábamos «apagacandiles»

– ¿A qué?

-¡Apagacandiles! Porque se acercaban de noche a la llama que hacían los candiles y con el movimiento de las alas los apagaban, ¡Cosas de campo! Por aquí las llaman libélulas…Pero en el campo ponemos nombres a las cosas según lo que hacen, como los motes de la gente… ¿A que no la ves? ¡Si la tienes delante!IMG_20170329_212022507.jpg

-Parece muy pequeña y frágil como para apagar una luz ¿cómo era la llama? ¿Qué le echabais al candil de combustible?

-Pues era una llama poca cosa….Con un poco aceite que se echaba en un cacharro así pequeño – pone las manos como recogiendo agua- que terminaba así en una punta y con un «cachejo trapo» se hacía la mecha y se encendíaaa, ¡ná, una llamita!…Y con eso nos alumbrábamos para ver cuando nos juntábamos por la noche…Luego ya vino la luz eléctrica y ahí se acercaban los mosquitos, ¡esos son peores! Éstas comen mosquitos ¿eeeh?..¡Uy! ¡hasta abejorros grandes!…Pero no pican a la gente…

 

De viudas y arañas 

-Entonces, ese abuelo, Pablo, no te gustaba mucho

-Ni me gustaba ni me dejaba de gustar, yo cuento las cosas tal como son…-Suspira con una sonrisita mientras remata la chumbera con la azada 

– Si hasta dejó a deber algo a uno que vendía vino y aguardiente y tuvo que ir a reclamárselo a mi padre ¡las deudas de la viuda! Menos mal que le dejó y se fue – se acuerda de algo, deja la herramienta, hace una jarrita y con voz de misterio dice: – También había unas arañas que llamaban viudas negras, que tejían así unas telarañas para cazar… Decían que se comían al macho después de reproducirse y se quedaban viudas, claro… Pero yo eso no lo he visto nunca. Los que también picaban eran los «arraclanes», por eso cuando había que quedarse a dormir en la viña, nos subíamos a un risco grande que había, que en la parte de arriba hacía un liso como de resguardo y ahí se acoplaba uno el cuerpo muy bien

– ¿Es que las arañas y los demás bichos no se suben a los riscos?

-Pues no, más bien buscan sus escondrijos debajo de las piedras, no se las veía «porcima» así al descubierto…Y voy a dejar esto ya que me están empezando a doler los riñones…¡Ya no valgo pa ná!

La miseria no es buena

Le pregunto de quién era la viña a la que tanto iba de chico

-Pues esa la heredó mi madre de su padre, que era lo único que tenía. Porque estuvo de pastor toda su vida y no valió pa otra cosa… Tenía poco espíritu

-El espíritu ¿es como llamas a la ambición?

-Algo así será…La cosa es que estando de pastor como era viudo, le engatusó el mayoral y le encasquetó a su suegra, que también era viuda…Y se casaron y todo, pero ya bien anochecido para no dar lugar a habladurías. Y esta mujer, esta viuda, le fue sacando todo lo que tenía, le hizo ir vendiendo todas sus cabras para «bebérselas», porque era muy aficioná…Y luego le dejó. Y cuando le recogió mi madre, que mandó a uno de mis hermanos a ayudarle, no le quedaba más que un jergón, pero ¡hasta la lana le había sacado para venderla!

Se queda mirando la chumbera que lleva enferma ya desde el año pasado, se va y vuelve con una sierra.

-Esto habrá que cortarlo desde el tronco, porque lo que tiene no es nada más que miseria y si la dejamos, se extiende alrededor y no es bueno.IMG_20170328_114937762.jpg

Química traidora

Ayer ya casi anochecido tuvo uno de esos despertares con alucinación vívida y tan convencido estaba,  que salió de casa persiguiendo la quimera de solucionar el terrible drama que en su imaginación vivía. Salió en bata, en zapatillas, sin garrote…La gorra sí, la gorra la llevaba cuando me lo encontré, ambos sin aliento, yo de perseguirle a él y él, según sus palabras, por el terrible sufrimiento que estaba pasando. Al llegar a casa, después de aceptar mis explicaciones y su extravío

-Sí ya sé que es un disparate -dice apretándose la frente con las manos- pero es que ¡lo veo tan claramente!…Pero en este instante me doy cuenta de que no me rige bien la cabeza…

Esta mañana le observo arreglar su cuarto, centrado en cada movimiento para dejar bien doblada la manta, acercando las esquinas como ajustando piezas de un mundo que se dispersa pero que aún es posible ensamblar.

El gallo Kiriko en la boda

-Pues cuando llegó a la casa de su primo, que era grandísima y con muchas habitaciones para estar, le pasó que le mandaron al granero a esperar, ¿ a esperar a qué? Preguntó el gallo, pero nadie le hizo caso. Así que sacó al arriero que se las compuso para llenar el carro y dejar el granero limpio de trigo y paja…Cuando vieron lo que había pasado, le metieron en el gallinero, ¡No se está mal aquí!, dijo el gallo y se puso a presumir con las pulardas y las perdices que esperaban muy elegantes para la comida. En esto que salió la zorra y también se juntó a la fiesta y se formó tanta algarabía que llegaron los criados, agarraron al gallo Kiriko y le metieron en el horno que estaba bien calentito… Pero el gallo sacó al río,  que salió como un torrente, llevándose por delante todo lo que encontró a su paso, cubertería de plata y manteles de Holanda, a invitados todos y a sus caballos, al cura, al primo y a la novia…Todo eso arrastró el río y contento de tener tanto que contar, se fue llegando  hasta su cauce…img_20170324_124305220.jpg

-Y ¿el gallo qué hizo?

-¡No quedó «arrecostao» a volver a otra boda!

Cayetano se llamaba (parece que hoy no toca el final del cuento)

Era hermano de mi madre y muy revolucionario…Se alistó enseguida en la Internacional (la FAI) pero duró poco, yo no sé en qué batalla sería que…¡y que iban a pecho descubierto! le partieron en dos de un cañonazo. Es que los nacionales tenían armas de todas clases, no ves que tenían la ayuda de Italia y Alemania…La zona roja en cambio estaba muy mal provista y la mayoría eran voluntarios, que no eran ni militares ni ná…Si no hubiera sío por las ayudas que tuvieron, puede que no hubieran ganao…Pero es que siempre…¡si no sirve!…¡que están muy unidos los de derechas!  Nacen bien aprendidos…La parte roja en cambio…Es muy bonito defender la libertad, pero es que la libertad no es como el dinero que cada moneda se sabe claramente lo que vale y lo que te dan por ella, ¡porque lo pone! Pero los pobres…Unos quieren «no estar sujetos», como ese hermano de mi madre  que era anarquista y murió de un cañonazo, que dicen que ni lo sintió…Otros, como mi padre que era socialista, querían la libertad de tener tierra y trabajo para todos…En fin, que no todos lo ven de la misma manera…

El Gallo kiriko (en mi casa se cuenta así)

-Pues esto es que iba el gallo kiriko a la boda de su primo Rey porque había recibido un invitación y por el camino se topó con un río que le preguntó: ¿a dónde vas gallo kiriko tan bien preparado?  Pues voy a la boda de mi primo Rey, que me han invitado, contestó él. «¡Ay! Cómo me gustaría ir, que yo soy un riachuelo de pueblo y nunca he visto una boda elegante». Pues vente, dijo el gallo, métete en mi culito y atranca con un palito. Y así hizo el río. Más tarde el gallo se encontraba con una zorra que también se mostró muy interesada en conocer los lujos de una boda de postín donde nunca se sabe a quién puedes conocer allí. Y el gallo dijo su cantinela: métete en mi culito y atranca con un palito. Y luego topó con un arriero que también se interesó por conocer las viandas que se servirían en esa boda y ni corto ni perezoso allá que se metió con su carro y sus bueyesimg_20170322_225902622.jpg

en el culito del gallo y si quieres saber lo que pasó, vas a tener que meterte también (o esperar a que te lo cuente mañana)

(des)variaciones primaverales

-¡Claro que florecieron!  ¡Menudos peros!

– Y ¿ te dijo algo tu padre por haberlo hecho tan bien?

-¿Dónde tienes una bolsa? Que voy a recoger unas habas

-Toma

-Estaaaa ¿ no es muy grande?

-No la tienes que llenar entera

-Echo las que estén pa comer -suspira-

-¿Por qué no descansas primero un poco? Acabamos de darnos una buena caminata. Siéntate y dime ¿De qué color eran las flores de los Perales?

Se sienta. Se ríe (de las tonterías que digo). Vuelve a levantarse al minuto, en cuanto me pongo yo con los dibujos

-Hay que hacer las cosas y luego ya ponerse a descansar. Tú puedes pintar monas si quieres…

Se va hacia las habas y vuelve al momento 

– ¿Dónde me has puesto la bolsa? – Me levanto, se la doy – ¿Estaaaa? ¡Esta es muy grande !Entonces, ¿cuántas te hacen falta?

-Coge las que quieras, hasta que te canses.

Se va. Vuelve con la bolsa terciada de habas y me las enseña.

-¿Hay algo pa echarse a la boca? Aunque sea un cacho pan de ese que tiene uvas..

Le doy la bolsa con la merienda y la botellita de vino con gaseosa. Se sienta en mi sitio, repara en el dibujo. Aparta el cuaderno y mientras va sacando el pan dice:

-Pues, el caso es que blancas blancas no son, tienen algo de color así como por dentro, son un parecido a las del membrillo…Y ¿qué le habrá pasao al membrillo este año?

Razón de padre

IMG_20170318_203011992.jpg

-Y mi padre, cuando vio cómo había podao unos peros que teníamos en la viña que daban unos frutos muy duros pero eran buenos pa comer por las mañanas y limpiarse, pues llegó a casa y me dijo: «¡Cago en Dios! Si llegas a estar allí te pego una paliza con una de las varas que has quitao de esos árboles» Y mi madre le dijo: «Cállate y guarda las varas hasta la primavera y si no florecen más de lo que han florecido hasta ahora, que llevan ya años sin frutar, pues le pegas con ellas».

-Vaya padres había… Tú ya no has sido así…

-Yo no. Yo cuando me quedé viudo, al tiempo se quedó viuda la mujer que nos vendió esta casa y al año que vine a verla,  pa arreglar papeles sería,  se ofreció para que me viniera aquí con ella -me mira abriendo mucho los ojos- Pero yo no podía quitar a mi hijo de los estudios, ni traerle aquí tampoco..Y ¡bien que le ha lucío! Y que no para de estudiar, que yo le he visto cuando he estado en su casa ¡Menuda habitación tiene de bien prepará! ¡Llena de libros!

-Estás orgulloso de tu hijo

-¡Pues claro!

-Y los peros ¿florecieron?