Cuando estás al cuidado de alguien, creo que te entra un poco el síndrome ese de cuando uno es objeto de rapto. No sé si les pasa a los raptados solamente o también a los raptores y a los velociraptores (ahora no sé muy bien en qué periodo geológico estamos), o nos pasa un poco a todos cuando interactuamos desde cerca, a piel desnuda…
Bueno, en cualquier caso hemos hecho una comida en el huerto, con amigos ( os pongo aquí la ilustración, que hoy no es dibujo sino foto) y Pablo ha podido explayarse contando sus historias y sintiéndose rodeado y querido… Y yo también he podido desviar la mirada hacia los otros y salir de «Estocolmo» por un rato.