Archivo por meses: agosto 2018

el miedo a que el cielo se te caiga encima

-Y esto…¿Lo has comprao tú o te lo han dao en la Seguridad Social?

-Lo hemos comprado nosotros, Pablo

-Pero, los frenos ¿dónde están?

-Se frena cuando te apoyas

Va cada vez más de prisa con el andador y le tengo que sujetar para que no se «lance»

– No vayas tan deprisa ¿No tienes miedo de caerte? Vamos a parar en ese banco. Y mira, también te puedes sentar aquí cuando te canses

-Ahora que dices de miedo, me he echao a acordar del tío Roque…que cuando había una nube, se subía en una silla y encima de una mesa, pa que no le alcanzaran los rayos

Y fíjate, era carpintero y hacía lo de montar las ruedas de los carros…Se pone en un torno redondo, osea el hierro, y hay que irle juntando las dos puntas…y unos chirríos y unos golpes con el martiiiillo…eso sí que era aguantar ruido. Pero en viniendo del cielo, ahí le tenías, encogío por los truenos…Hay mucha gente antigua que tenía miedo de las tormentas, pero un miedo hondo, de los que no se alcanzan a quitar…

– Y tú, ¿no tienes miedo de que el cielo se te caiga encima?

Me mira desconfiando de mi pregunta

-¡Será al reves!

-¿De caerte tú en el cielo?

– ¡A ver!

El huerto, los amigos y el valor de estudiar cuidando cabras

Han venido amigos a vernos y han acampado en el huerto

En el grupo hay tres jóvenes que se ríen, cuentan chistes,

hablan de política y ecología y compromiso,

de Superman, de Avengers, de Harry Potter, de si se puede o no separar a la persona de su obra,

de estudiar biología y bellas artes, de…

Pablo dormita en la hamaca, «atento» a sus patatas fritas y a su vaso de naranjada.

De regreso a casa le pregunto si le ha estado agusto con los amigos. Se queda callado y trato de estimularle con «loas» a la juventud:

-Son muy inteligentes y sacan muy buenas notas, como tu nieta, ¡todo dieces! -le digo, porque sé que estima mucho el éxito en los estudios-

-Como mi hijo también…Pero eso es normal ahora…Ahora todos pueden estudiar…El que tenía mérito es uno de mi pueblo que cuando fue a examinarse a Madrid, yo no sé de qué sería, pero el caso es que dejó con la boca abierta a los maestros, osea a los que hacían las preguntas, de lo bien y lo mucho que sabía. Y que le preguntaron: «¿Usté en qué colegio ha estudiao, que no lo dice aquí en sus papeles?» Y él dijo: «Entre dos chopos»…
-Y ¿le dieron un título?

-Claro que se lo daríen y ¡bien gordo! ¿No ves que era la verdá la que decía? Un cabrero que era, ¡fíjate! Se preparó con unas tablas, así, de un lao a otro, entre dos árboles, para tener vigilás a las cabras y desde allí con un silbo las llamaba a la que se apartaba de su vista

Y al mismo tiempo estudiaba ¡Qué valor tenía!… Luego ya de mayor, nos daba clases de escribir y de cuentas a los que no habíamos ido al colegio; por la noche, cuando volvíamos de trabajar.

De los hombres, las mujeres, los niños y la moderación en el beber

-Me estoy poniendo ciego de Cazalla, Vicenta

-O de taronjada, jajajaja…¡Ai quin home! (*canta: si el vino y el aguardiente no se vendiera, no se vendiera, no agafaríen els homes, la borratxera, la borratxera)

-Pues dices tú los hombres, pero yo conozco alguna que las coge buenas…

-¡Ai quin feo està la borratxera en les dones!

-Lo que tiene es que a los hombres se nos perdona tó, por ser hombres, pero igual de feo o de bonito está…

-…el que dius és per pensar, Pablo

-En mi familia no hemos salío borrachos. Siempre había jarras de vino y el porrón a la vista…y que bebíamos con las comidas, naturalmente…Pero así de vicio, no hemos sío ninguno…No sé en qué consistirá

-Y ¿tú nunca has agafat un bon borratxera?

-¡Una y bien gorda!

-Jajaja, ¡Ai quin home!

-No era un hombre todavía…Es que como en mi casa había taberna…Y hacía mi padre limonada, que era vino con agua de limón: Se tronchaban así los trozos de limón (*hace el gesto con las manos) y se endulzaba con sacarina, porque azúcar no había, no es que no hubiera dinero pa comprarla, es que lo que se dice que no había… El caso es que estaban por allí las jarras…y mi primo y yo, entremedias, sin nadie que nos echara vigilancia

…En aquel tiempo no se echaba a de ver uno de los niños como ahora

Fiestas de verano

En verano las fiestas también pasan por aquí. Tenemos muchos músicos, bien sincronizados, que hacen música marchosa, por la mañana en la despertá acompañada de petardos

y por la tarde acompañando a cada Filá

La costumbre es sacar sillas a la puerta y sentarse a verlos pasar. Yo me levanto y hago fotos y le pregunto a Pablo si le gusta la música

-Me gusta más la de mi pueblo, que son «jotas» y la gente las baila, unos con otros… Aquí no se «veede» que bailen

-¡Uy qué no! Mira los pies al compás de todos y la espada cómo la baila el que dirige

-¡Que eso no es bailar, eso es «desfilar»! Y luego pa remate, un teatro que hacen…y que siempre ganan los Cristianos…

Luego otro día sacan en procesión al Divino Salvador; acompañado de orquesta, porque la música no falta. Y también salimos a verla pasar desde la puerta

-Este sí se parece al de mi pueblo, que también le llevan en andas… Pero no es costumbre ir así como aquí, tan en fila de uno, allí se apelotonan más y van de prisa…

-Así terminan antes para ir al baile.

-…Se conoce…

-Pues esta noche viene una orquesta y seguro que tocan pasodobles ¿Quieres ir?

-Déjame a mi de bailes, yo ya estoy pa ir desfilando a la cama…

Equilibrios biológicos y las siete (o más!) plagas

Tomates del supermercado; a Pablo no le gustan porque como «les echan cosas, no saben a tomate»

Pero esta temporada, los tomates del huerto están recibiendo el castigo de «las siete plagas». Después de preguntar en el Vivero, en la cooperativa agraria, que tienen fitosanitarios y fertilizantes biológicos, y de seguir al pie de la letra los tutoriales de los más afamados rural-youtubers del momento…Este es el aspecto que tienen:

-Pero ¿qué pasa, que no haces más que ir y venir de un lao pa otro…?

-Pues que este año el huerto tiene demasiados habitantes y todos con hambre, Pablo…y estoy quitando lo malo y llevando la poda lejos, para que no vuelva a contaminar lo que queda sano…

-Que se te da mal la cosa…Con tanto caloooor…Eso es como uno que le decía su padre, ¡hijo, yo veo mal la cosecha este año!…y el hijo, que nooo, que yo la veo bien…¿La ves bieeen?, dice el padre ¿Cuándo la miras?…porque si acudes por la mañana con el rocío, se te hace que no está falta de ná…¡Ves a verla por la tarde cuando le está pegando la solanera!…Y a la noviaaa, ¡al revés!, hay que ir a rondarla de buena mañana pa verla de verdá, que luego atardecío, ya le ha dao lugar de aviarse…A ver, hay que saber cómo mirar y cuándo…

-Pero esto va mal lo mires como lo mires… Pablo, ¿Tú qué hacías cuando plantabas?

-Ná

-¿No les echabas nada?

Se levanta, se va renqueante y muy despacio, hacia la caseta de herramientas y vuelve con:

-Toma, espulverízalos con ésto

-¡Entonces!

La Metamorfosis

-Pues mira, que mi habitación está así en hundío y hay un cachito escalón pa subir y se conoce que no eché bien la pierna pa’riba y allí que me quedé, sin poder levantarme, en el suelo como una cucaracha…

-¡Uyyy, mare meva com se’t ha quedat la careta!

-No vas a poder anar al ball, Pepa, amb aquests ulls morats…

-Si yo no soy de mucho baile, no ves que me quedé huérfana con 16 años…y entoces se llevaban unos lutos mu largos, cuatro años, ¡ná menos! Y a trabajar, de toas las cosas que había en el campo, pa sacar adelante a mis cuatro hermanos…Y cuando quise acordar ya tenía novio y me lo eché de los que no les gusta bailar…ni tiempo había…

-Pregunta-li a la Pepa com s’ha fet el mal … Té vergonya, té vergonya…

-Así que me fui arrastrando como pude, hasta que llegué a un mueble que tengo con cajones y así agarrándome a ello, poco a poco me fui enderezando…¡Con lo que yo era! ¿Verdá Pablo? Que atendía el bar y la cocina y subía cien veces la escalera, sin cansarme… Tú te tiés que acordar porque vivías enfrente y me veías…¿Qué, no me haces caso?

-Que sí, que te estoy escuchando…Que hemos trabajao como burros y que ahora nos caemos y no nos podemos enderezar… como cucarachas… y que no te gusta ir al baile

Vicenta y Pepa intercambian miradas y cabeceos aprobatorios

-Mírale y parecele ahí que no se entera de ná…¡mía como escucha!

– Ai quin home…