Está circulando por ahí la historia de una abuela que reza todos los días a una imagen que ella se figura que es un Santo, pero en realidad es un elfo,»Elrond» de el señor de los anillos.
Pues hoy me he quedado mirando cómo Pablo pela, con mucha atención y ceremonia un plátano y con qué cuidado lo sostiene con las dos manos delante de él mientras mastica a conciencia, como lo haría un caballero Jedi, arropado en su bata-manta, sosteniendo una espada láser
Y no sé qué diferencia hay entre los iconos de la santidad religiosa y los de el arte, la literatura o nuestra vida cotidiana, si pueden inspirar nuestra oración.
«La belleza salvará al mundo» Dostoyevski