A media mañana mientras dormitaba, le he dejado el dulce (papilla de harina y frutas) al lado de su hamaca. Pero se ha despertado y lo ha visto siendo ya la hora de comer
-Eso ya se ha convertido en postre, Pablo
Y lo he llevado a la mesa, bajo su mirada atenta y contrariada … Mientras comía, alargaba el brazo por encima del pescado y la ensalada y se metía cucharadas del postre en la boca
-Si me como una cosa, no me como la otra.
-Pues te dejas el postre para merendar, entonces.
Se lo ha comido todo, haciéndome un favor.
Por la tarde continuaba enfadado y a mitad del paseo, se ha sentado en una piedra y ha dicho que él no andaba más, que está imposibilitao y que vaya solicitando una silla de ruedas, si es que tengo ese empeño de llevarle a algún sitio.
Una vez en el huerto, (hemos ido en coche) se ha puesto a la tarea con unas almendras y un martillo…Y mientras acertaba a partir cada almendra con una precisión digna del maestro de Karate Kid, ha levantado la vista hacia mi
– Vais a tener que enterrarme debajo la higuera
– ¿Ahora?
– (se ríe) No, espera a que me muera