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De la edad y su reflejo

Se queja de un «pesar» en la espaldaIMG_20170530_173302230.jpg

– Esto es del daño aquel que me hice cargando piedras siendo chico… No serían ni quince, los que tenía… Es que hizo trampa mi padre pa que me admitieran con los hombres. Pero, claro, luego ya no pudo reclamar por el daño, porque no había dicho verdá…Y me llevaron a un curandero que me dio unas friegas y pa casa a dormir en una tabla. Y claro, no quedó bien curao… A mis hermanos en cambio, bien que los llevaban hasta Talavera a los médicos…

Veo que esa tendencia hacia el resentimiento no le viene bien, ni a mi tampoco. No quiero que se lleve a la cama ese runrún y se desvele.

– Pero eso ya se habrá curado. Lo que te duele ahora será por …¡ por la pila de años!

– ¿Cuántos años dices que tengo?

– Ochenta y nueve

– ¡Uuuuuh, esos son muchos! Sí me veo yo en el espejo que…¿Sabes lo que le pasó a mi abuelo una vez? ¡Cá! – se ríe- Ahora se me viene al recuerdo…pues que se topó de frente con un espejo grande que había al subir la escalera de mi casa y estuvo un buen rato hablando con él, como si fuera otro, hasta que subió mi madre a ver con quién hablaba. «Es que yo no me podía imaginar que estoy tan viejo» y que dijo.

Conexiones y desvíos de llamada

– ¿Lo he soñao, o me han dicho que ha muerto F…….?

– Es verdad

– No, si lo que sueño también es de verdad. Lo veo tan claramente como te veo ahora a ti. – Me mira tratando de adivinar si yo estoy siendo ahora un sueño.

Saco una caja antigua de madera que le despierta buenos recuerdos, normalmente. Suspira.

-Esa caja se la regalé a mi novia; ¡nuevecita! con una cerradura y llave y ¿sabes lo que hizo su hermana? Pues se la descerrajó con un cuchillo de esos fuertes que tenían en casa, porque su padre era matarife, y ya no vale pa cerrarse…. el caso es que cuando llegué yo, tenía ojos de haber llorao…Como F……., lo que habrá tenío que padecer con esa enfermedad pa morirse…Con lo poco que le gustaba a él, que gritaba antes de que le «dolía»…Siempre ha sío muy sentío y muy ausionero, pero mira…- Se restriega los ojos

– ¿Oyes a esos pájaros?

-¿Cómo no los voy a oír? Si son tórtolas y dicen: » nohaydere chó, nohaydere chó»… Aquí dicen eso, en la parte de Castilla dicen otra cosa, dicen «tú currutú, tu currutú»

– ¡Otro idioma!

– ¡Uy síi! En cada tierra, el sonido es diferente…Mira…IMG_20170517_165402

 

Insomnio

-¿No puedes dormir?

-No, nunca puedo…- me mira- A ti te parecerá que estoy durmiendo, pero estoy nervioso y sueño cosas malas cierro los ojos pero estoy despierto… pienso cosas por dentro y me dan miedo, porque las veo claramente…

-Pero, ¿por qué no te quitas la ropa y te metes en la cama? A lo mejor así te llega el sueño, el sueño bueno…

-Si aquí también me alcanza, pero no se me van las cosas de la cabeza

-Mira, vamos a la cocina, bebemos un vaso de leche, te cepillas los dientes, te desvistes y te metes en la cama. Y a ver qué pasa

-No  haces más que mandarme cosas, cuando te pones así me vuelves la cabeza loca…¿Ya es la hora de las pastillas entonces?IMG_20170501_105127496.jpg

-Ya te las has tomado. Venga, a dormir ahora.

-Si es que nunca me duermo

-¡Pues a veces roncas!

-Cuando me hablas así con esa sorna…no me hace ningún bien

-Vale, ya no te digo nada, duérmete

-¿Te quedas aquí? -dice con los ojos cerrados

-Sí, me quedo aquí contigo

-Pero no te preocupes

-No

sobre el dolor y el baile

Se acuerda Pablo muchas veces de un amigo suyo, de «hace muchos años»,  cuya madre tenía una enfermedad,- no sabe decirme qué clase de enfermedad era- que le provocaba un dolor grandísimo y continuo; un dolor que no paraba nunca, al parecer, y la mantenía postrada en la cama de su casa que, casualmente, estaba situada cerca del local donde hacían los mozos el baile de los domingos. Parece ser que la dolorida mujer les confesaba, alguna vez, a Pablo y a su amigo, que cuando  veía desde su ventana a todos los muchachos tan alegres al salir del baile, le pedía a Dios que repartiera por un momento el dolor que ella padecía, entre todos ellos, que siendo tantos y tan animados «tocarían a poco» y que no lo sentirían demasiado y ella…podría descansar un rato de tanto pesar.

-Y su hijo me decía que él, si pudiera, se quedaría con un cacho de dolor de su madre…¡Ya ves!, como si se pudiera repartir como el pan y el tocino…-dice Pablo-

«…si uno sufre, el dolor es completamente suyo, ningún otro puede tomar para sí ni una mínima parte; si uno sufre, no por eso los otros sienten daño, aunque el amor sea grande, y eso provoca la soledad en la vida»-Dino Buzzati (el desierto de los tártaros)-

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