Se pasa mucho tiempo dentro del baño; yo a veces abro, despacito, la puerta para comprobar que esté bien y le veo ensimismado frente al espejo, entablando con él un diálogo gestual: enarcando una ceja, sonriendo, colocándose el pelo hacia delante, cubriéndose lo ralo…
Luego me voy a la cocina y le espero, con la leche caliente y las pastillas preparadas.
Hoy al sentarse, me ha mirado muy serio y me ha dicho
– Yo es que no sé quién soy – se señala las venas abultadas de las manos – yo es que no sé qué hago aquí…
Pienso que se refiere a estar dentro de ese cuerpo que no reconoce y empiezo a contarle cosas de su infancia y sus padres, cosas que le he oído tantas veces, para llevarle a un sitio «conocido»… Según voy hablando veo que no se interesa nada por mi voz, que probablemente no me entiende, pero me mira y canta:
– ¿Qué importa saber quién soy ni de dónde vengo ni de dónde voy🎶🎶🎶