Algunas mujeres de su edad se sientan por la tarde, acompañadas de sus cuidadoras, en un banco del parque y se cuentan cosas, a veces son monólogos cruzados, pues comparten enfermedades (alzheimer, sordera…) y deterioros propios del paso del tiempo. Nosotros pasamos por su lado, saludamos y seguimos la marcha, pues Pablo camina diariamente, bastante ligero y sin aparentar cansancio. Cada vez nos paramos más tiempo y nos cuentan y nos preguntan más cosas. Hace unos días se quedó a “pasar un rato con ellas”mientras yo me fui a la compra. Le vi sentado en el borde del banco y parecía no prestar atención a lo que hablaban, porque es muy lento en “traducir” lo que le dicen y en encontrar la respuesta. Más lento de lo que le gustaría y eso le inhibe, ¡claro!
Esta mañana ya me ha estado contando animadamente lo que dicen y hacen “sus amigas” (ya no son las “mujeres viejas”)
-Una de ellas no entiende lo que le dicen pero se da golpecitos en las piernas con las manos abiertas y canta y se da palmas…
-Qué alegría, ¿no?
-Sí -dice contento
Y se ha puesto a recoger algunos frutos del huerto para llevárselos hoy de regalo a las chicas.
Los galanes lo son hasta el fin
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