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El trabajo es salú

– Las malas hierbas hay que sacarlas a mano, doblando el espinazo y hay que quitarlas toas hasta estas tan pequeñas que dices tú que son bonitas, porque luego crecen y se hacen con el terreno y absorben el alimento de este naranjo que tienen aquí, que por eso se ponen alredor, pa ver lo que pillan,  además que muchas traen miseria  que contagian a diestro y siniestro, no tiés más que ver las hojas de esa mata de ahí enfrente que se ponen blancas y se alacian y estos pimientos que se arrugan antes de hacerse grandes…pues eso es por la pura miseria.

– Entonces, el huerto,  es como un país rico que impide el paso a los emigrantes que vienen en busca de tierra para medrar

– ¡Qué coño tendrá que ver una cosa con otra! Si trabajas la tierra tendrás que procurar que de alimento y que sea pa el que lo trabaja, no pa los chupones – dice incorporándose mientras hace ese gesto de tentarse con una mano  los riñones –

– Estás trabajando mucho Pablo

– ¡El trabajo es salú!…mientras trabajo se me quitan de la cabeza las tonterías…

malditos pies y malditas manos que se quedan atrás y ven como andamos

…y de entre los arbustos saltó una zorra, ¡la zorra tenía que ser! Y allá que volvieron con la pregunta

-Yo es que así- dijo la zorra- por lo que me contáis y a bote pronto… A ver ¿cómo estaba la culebra cuando la encontró el soldao? Y ¿de qué manera se apartó la piedra ? Porque yo necesito ver con mi propio ojo pa opinar certera.

La culebra , que estaba bien segura de tener razón, se volvió a poner donde la encontró el soldao.  La zorra preguntó que si era así «sastamente» y el soldao, que no, que faltaba la piedra que él apartó de encima… y de una patá y ayudándose con el rabo la zorra volvió a dejar a la culebra en su sitio

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Pero no acabó ahí la cosa. El soldao dice «¡Uy! pues mis padres tienen ganadería y a la que vuelva te voy a traer un cordero». Y como era muy cumplío, después de estar con su familia, metió un cordero en un saco y allá que fue con él pa dárselo a la zorra. Pero, teniendo que hacer parada en una fonda, unas mujeres que andaban allí en corro: «¿Qué llevará el soldao en ese saco?» Miraron y arramplaron con el cordero metiéndole en él un galgo…Así que el soldao que iba tan contento, creyendo que llevaba un cordero, cuando se presenta la zorra y abre el saco,  salió corriendo el galgo y a la zorra se la oía decir: «¡Malditos pies y malditas manos que se quedan atrás mientras yo ando!» Y así es como, aunque no quieras, pa pagar un bien, el mal siempre encuentra la manera.