En nuestra relación hay una falta de sintonía, que no debería afectarme, pues en esto del convivir se trata de reunir serenidad y manejar el equilibrio (al menos el mío -cadalococonsutema-) y no darle más vueltas a la rueda buscando la frecuencia; el sonido que llega es lo que hay, aunque suene a veces repetitivo, chirriante, irritante… Pero hay algo que llamamos comunicación, o algo así, que nos mantiene bastante insatisfechos con el resto de humanos y con las personas con las que convivimos… ¡Uf! , eso ya está contado muchas veces: «que queremos que valoren lo que nosotros apreciamos, sentimos, sabemos, recordamos…»
Hoy hemos dado un paseo hacia la playa. Él iba con ese brío obsesivo que le da la medicación, o su cabeza y no le alcanza el tiempo a detenerse a mirar un rato las olas… No habrían pasado más de tres inspiraciones cuando, dando golpecitos con el garrote para sacarme del ensimismamiento…
-Es el mismo de siempre
-Sí, ya lo tenemos visto
A la vuelta, me ha señalado el cielo
– ¡Mira! ¿A que no sabes cómo se llaman esas nubes?
-No
-¡Se llaman borreguitos y no son de llover!