El humor y los humores

Hemos ido al dentista, pero tenemos que volver dentro de una semana (No, no voy a contar los detalles escabrosos). A la vuelta estaba ensimismado y he tenido que repetirle las instrucciones varias veces

-Pablo, ¡Tienes que quitarte la gasa de la boca para comer! –

Va al baño, se la quita y empieza a destapar la caja de las gasas para ponerse otra

– ¡Que no! Que ahora vas a comer algo y que no puedes comer con la gasa

-Sí es que me hablas tan deprisa que es como si me hablaras en ruso – se sienta enfrente de la comida y suspira-

-¿Estas desganao?

-Es que me escuece mucho la lengua?

-¿Nada más que un flan, entonces?

-Bueno, uno detrás de otro…-se ríe, nos reímos- ¡Es que me pica!… ¡Y eso que a mí no me pica ningún bicho!…En una «simientera»(temporada de siembra) que estuve trabajando en una finca,  había muchas pulgas y estaban tós, ¡Uuuh! comíos a picaduras y yo ni una…Y uno va y me pregunta, ¿y a ti qué, no te pican? Y yo le digo, ¡mira! y me quité la faja, que entonces se gastaba faja así enrollá a los riñones y oye ¡Cayeron pulgas muertas! Se conoce que mis humores, el sudor o la sangre son veneno para los chupones
Nota1: Se ha comido tres flanes y se le ha olvidado el «picor» de la lengua

Nota 2: En la vida real, las pulgas son más pequeñas que en este dibujo

45 comentarios en “El humor y los humores

  1. saricarmen

    ¡Ja,ja,Ja! ¡Ja,ja,ja! ! Estoy leyendo el post justo antes de dormir y no logro quitarme la risa. ¡Ay. Pablo, Pablo! ¡Tiene del año que le pidan! _como dicen por aquí _.
    ¡Un abrazo muy grande para el narrador y su singular personaje! 😀 😀 😀

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  2. carlos montalleri

    De nuevo el mundo de Pablo que es fascinante. Es obvio que el flan es dulzón así que aproveche los que pueda tomar. De pulgas no se mucho, pero es curioso porque a mi tampoco me pican mucho los bichejos, sobretodo esos malditos mosquitos veraniegos.
    Un abrazo tan grande como la genialidad de nuestro amigo Pablo. Por cierto a riesgo de repetirme me encantan tus dibujos.

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  3. inspectordisaster

    Pobrecito mío, si es que la visita al dentista es un suplicio: tres flanes me parecen poco para superarlo… y menos mal que has explicado lo del tamaño de las pulgas, note. ¡Están tan bien criadas que había creído que eran animales de compañía! Un abrazo tipo achuchón para los dos.

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  4. whatgoesaround

    Jajajaja…qué bueno y como siempre qué gracia que me hacen sus salidas y respuestas…y sus historias.
    El dentista, casi siempre un mal rollo y fuente de muchos dolores.
    «Un flan detrás de otro»…así hay que tomarse las cosas. Carpe flanum, si se me permite el chiste malo.

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