Llamó su hermano para felicitarle y me quedé oyéndole hablar tan lúcidamente y alegre, hasta que, de repente, se quedó perplejo sin saber qué decir y me pasó el teléfono
-Ángel, parece que no te entiende lo último que le has dicho…
-Pues que el diciséis ha sido el mío y él no se ha acordado de llamarme…pero es natural, si a mi también me pasa, si basta que estés pendiente de algo para que se te olvide cuando llega -Me excuso con él; le digo que hace poco Pablo me contó, precisamente, la nevada que cayó cuando él nació y que era el año cuarenta y uno…y…
Horas después, viene a verme muy serio y me dice, que no se le olvidó, que sí que llamó para felicitarle, que se acuerda perfectamente…
-…lo que tiene es que él no estaba y se puso la mujer y es a ella a la que se le habrá olvidado decírselo…
A eso se le llama, en las historias de ciencia ficción, un implante de memoria. No puede soportar en su cabeza, haberse olvidado de algo «tan importante» y lo ha estado rumiando durante horas hasta que ha «encontrado» el recuerdo. Y ya sale contento de casa y le da un enérgico garrotazo a un globo que se le cruza ofreciendo amor y fibra. Todo en orden.