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La Metamorfosis

-Pues mira, que mi habitación está así en hundío y hay un cachito escalón pa subir y se conoce que no eché bien la pierna pa’riba y allí que me quedé, sin poder levantarme, en el suelo como una cucaracha…

-¡Uyyy, mare meva com se’t ha quedat la careta!

-No vas a poder anar al ball, Pepa, amb aquests ulls morats…

-Si yo no soy de mucho baile, no ves que me quedé huérfana con 16 años…y entoces se llevaban unos lutos mu largos, cuatro años, ¡ná menos! Y a trabajar, de toas las cosas que había en el campo, pa sacar adelante a mis cuatro hermanos…Y cuando quise acordar ya tenía novio y me lo eché de los que no les gusta bailar…ni tiempo había…

-Pregunta-li a la Pepa com s’ha fet el mal … Té vergonya, té vergonya…

-Así que me fui arrastrando como pude, hasta que llegué a un mueble que tengo con cajones y así agarrándome a ello, poco a poco me fui enderezando…¡Con lo que yo era! ¿Verdá Pablo? Que atendía el bar y la cocina y subía cien veces la escalera, sin cansarme… Tú te tiés que acordar porque vivías enfrente y me veías…¿Qué, no me haces caso?

-Que sí, que te estoy escuchando…Que hemos trabajao como burros y que ahora nos caemos y no nos podemos enderezar… como cucarachas… y que no te gusta ir al baile

Vicenta y Pepa intercambian miradas y cabeceos aprobatorios

-Mírale y parecele ahí que no se entera de ná…¡mía como escucha!

– Ai quin home…

De trabajo en tabernas y escapismo nudista (en el río aquel)

-¿Qué tal estás? ¿Qué piensas?

– Ná, mi padre, que cuando volvía de noche de trabajar…me hacía que me quedara en su puesto en la taberna, que es que él tenía que madrugar, me decía…miá tú, «madrugar pellejero, que salía el sol y decía que era un lucero»…y allí aguantando hasta que se quisieran ir…

A mí no me gustaba la taberna…En Villarejo, (*el pueblo donde se fue a vivir al casarse) en seguida la quité y dejé sólo la tienda (*una tienda de ultramarinos que atendieron durante sus primeros años de matrimonio, antes de emigrar a Madrid) …Y los domingos dejábamos cerrao y nos íbamos al río ¡Uy, cómo le gustaba a Pili el agua! – Me señala la pared donde está la foto de él y su novia de jovencitos- Y en ese tiempoooo, las mujeres no se bañaban, acudían al río a lavar la ropa, pero ellaaas… ¡vestías!… sólo los hombres y los niños jugaban en el agua…

Nosotros es que nos metíamos en lo escondío, entre los riscos, teniendo buen cuidao de que no nos alcanzara a ver nadie…y que tampoco había bañadores – se ríe-

nosotros, desde luego no gastábamos

Las cargas de leña

Veo a un hombre que carga y coloca troncos cortados de naranjo sobre un camioncillo rojo y saco el móvil para hacer unas fotos robadas; pero nos ve, se detiene en la tarea y nos saluda. Le pregunto si puedo hacerle una foto y rápidamente salta al suelo y posa sonriente. Luego me cuenta que ha tenido que talar muchos árboles porque están malos y teme que se contagien los otros. Me dice que conoce a Pablo desde hace mucho y que siempre le ha parecido un buen hombre y dirigiéndose a él le habla de las dificultades del campo

– ¿Verdad Pablo? Si no es la mosca, es la goma y si no el piojo y si no los intermediarios…Pero siempre se quedan otros con la ganancia y nosotros con el afán

Pablo mira abstraído hacia la carga y no parece estar allí. Me despido del leñador y seguimos andando de regreso, muy despacio. Después de un rato se para a descansar en un poyete del camino y

– Esa leña que lleva enseguida arde…Es mejor la de encina y olivo que se da por mi terreno… pero aquello ya pasó…hace mucho que no voy por allí… se me van las cosas de la cabeza…¡Cuidao las cargas de leña que habré llevao yo!

Como sabe a masa qué bien traspasa

Una de cada color…primero esta colorá…

…esta tan grande se me atraganta

Tengo que colocármela en el «gazñate» pa que traspase…Eso era uno que comía mucho y se ajustó a trabajar en una labranza y como antes los tenían que dar de comeeer…porque te daban de comer a diario y luego al acabar el trabajo pa’l que estabas ajustao, te daban ya de paga lo que fuera…el caso es que al ama le parecía que ese hombre comía demasiao y pa ver si así comía menos, al día siguiente dejó que se abrasara la hogaza pan y así se la dio, quemá…Pero, ¡oye!, no vio que al hombre le importara, porque se la zampó sin dejar mendrugo, «¡como sabe a tizones que bien traspone!», decía. Y el ama en viéndole pensó, «pues si te gusta lo quemao,  mañana te vas a joder que te lo dejo crudo – Y eso hizo, al otro día dejó la hogaza a medio cocer …pero el hombre ese,  parece que tenía buen gazñate porque, le costara más o le costara menos, se la metió entera diciendo: – ¡Como sabe a masa qué bien traspasa!

¡Ay, quin home!

IMG_20171017_201103.jpg-Pablo, que no nos suben la paga…

-Es que cada día trabajamos menos

-Jajaja, ay quin home aquest, siempre té resposta per a tot, jajaja, claro que trabajamos poco ahora, pero ya hemos trabajado antes ¿No Pablo? ¿Te acuerdas de la temporada de la naranja? Allí en el almacén embolicant i preparant les comandes…

-En mi tierra era la aceituna y la siega

-Y ¿en tu tierra hubo guerra?¿Hacían trincheras? Aquí era Negrín, dicen que era médico, el que estaba, ¿en tu pueblo quién mandaba, Franco?

-En mi pueblo era zona roja

– Aquí oíamos cómo bombardeaban Denia, ¡todavía lo oigo!…- se quedan en silencio los dos- …¡Ay, cómo me duelen las rodillas! Le digo a mi hijo que me pesan las piernas y me dice, no son las piernas son los años…¡los años! Son noventa años, !Moltes hores!…¿Qué día es hoy?…¡Ay!…Cuando trabajábamos nos acordábamos bien del día que era, esperando que llegara el domingo…Pero si había comandes, se trabajaba día y noche, sin descanso…Y ahora todos los almacenes cerrados y los jóvenes sin trabajo…

-Entonces, Rajoy ¿No nos sube?

-Jajaja, él sí que subirá, pero nosotros no…Siempre es lo mismo para los pobres…¡Pero cuéntame cosas bonitas de cuando ibas al baile…anem!

-…Cuando iba al baile bailaba…

-Jajajaja, cuando iba al baile bailaba…¡Ay quin home!

 

Ahora todo lo hacen las máquinas

-Hace mucho calor para trabajar, Pablo. ¿Por qué no descansas ahora a la sombra y luego, cuando baje el sol continúas la faena?

– Porque ahora es cuando tengo ganas…

– ¿No has oído decir por la tele que nos protejamos del sol con estas temperaturas?

-Entonces, porque lo digan por la tele…tié que ser

-Bueno, vale, haz lo que te dé la gana, ya iré a recogerte cuando te dé un vahído y te caigas

Se sienta a mi lado, pero se aburre. Le miro

– Cuando estábamos segando, ya podía estar el sol alto o bajo, que hasta que no se ponía no te ibas pa casa.

Se levanta y me enseña la hoz con la que recoge unas ramas secas de madreselva que hemos estado podando

– ¿Con eso segábais?

– A ver, ¿Con qué iba a ser? – Hace el gesto de segar, agachándose- Se iban haciendo tres «manadas» y lo ibas dejando a un lado, luego se iban juntando pa formar las gavillas – me va explicando todo el proceso y los trucos para que cundiera más el trabajowp-1498475846171.

– Yo pensaba que se segaba con guadaña

– ¡Esa es la muerte, dicen!. Pa segar hay que doblar el espinazo…pero ahora ya todo lo hacen máquinas

Sobre ruedas

Como ese era el carro que teníamos en Villarejo, con las ruedas así de goma como las de los coches…Ya no eran ruedas de hierro

-Eso era un adelanto, lo de las ruedas de goma, digo

– Eso digo yo

– Y ¿para qué usabas el carro?

– ¿Para qué lo iba a usar? Pues para ir a buscar el género al pueblo de al lao, que era más grande, que Villarejo era una aldeílla de poca monta y no llegaba ni reparto ni naaaa… Luego cuando traspasé la tienda pa venirnos a Madrí, se la quedó un guardia civil retirao, y que pa que la llevara su sobrina…Y ese sí que fue a hablar con los que hacían el reparto y les diría queeee… ¡Bueno, no sé si por las buenas o por las malas! El caso es que a raíz de entonces ya llegó el camión hasta allí… Esa gente tenía mucha mano, aunque estuviera retirao… Yo no digo que hiciera más malo, ¡eh! Lo haría por lo legal…lo que tiene es que a él le hicieron caso y a mi no…

– La vida es regalada para algunos

– No, regalao no es ná… hay que ganársela a cá instante, que pa tó hay que valer. No tié ná que ver el «vivir bien» con «la vida«

Bella estampa

-Y ¿qué miras tanto ahí?

-Los santos, ¿no decías tú eso cuando un libro estaba ilustrado?

-¿Los santos? Eso sería en los libros de iglesia y a eso yoo, he sido poco aficionao.

-Entonces, ¿Cómo decías tú cuando había dibujos en un libro?

-Pues te voy a decir verdad, pocos libros he tenío yo en las manos en mi vida; he sujetao más una hoz y la azada, cosas de campo… Aaaah! Lo que tú dices son estampas, un dibujo de una oveja o de un pastor…¿eso quieres que te diga?

-Sí, las palabras que solías usar, es para dar recado a una amiga.

-¡Mira!, esa sí que es una buena estampa -me señala a un hombre que lleva varios días limpiando de hierbas y cavando una parcela enfrente del huerto – ¿Qué irán a poner ahí que lo está preparando tanto?IMG_20170420_184206.jpg

-¡Buenos días! – le digo al hombre, que se acerca y nos pregunta que de dónde somos y él a su vez nos cuenta que van a vallar la finca para meter caballos…-

-¿Caballos? – pregunta Pablo- Entonces no trabajes más ¡hombre!  Suelta aquí los caballos y ¡verás qué pronto lo dejan  limpio de yerbas!

 

 

Mi navajita bien corta

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-¡Mi navajita bien corta!…Eso eran dos gallegos que habían traído una piara de cerdos y les darían… Ná, cuatro perras por el porte. El caso es que uno de ellos se compró un pan y el otro, se encaprichó de una navaja y se gastaría en ella to el beneficio. Y ya cuando pararon en el camino, el uno se puso a comer el pan, a pellizcos, y el otro sacó su navaja y abriéndola decía «¡mi navajita bien corta!» y el otro le contestó «pues si quieres pan lo compras» – Se queda pensando mientras mastica lo que ha cortado con su navaja – Ahora ya no hay gallegos; les debe ir bien en su tierra…Antes se les veía mucho, iban de pueblo en pueblo con un carrito que llevaba una rueda grande como la de un carro, pero sólo una y unas patas donde lo apoyaban y afilaban cuchillos, navajas, lo que hubiera pa sacar filo…Iban tocando un silbato, así haciendo un sonido largo y la gente salía al escucharlo… También iban otros con una sartén al hombro y haciendo «tintintiquitín»con un hierro en el rabo de la sartén…Y esos soldaban y arreglaban cacharros, porque antes lo que se rompía se apañaba.

Hoy no ha llegado a tiempo, tendrá que ser mañana

-Este ruido que va haciendo el garrote es porque se le ha gastao la goma

-Es que le das mucho trote

-Se gasta, ¡claro! Vamos a ver si llegamos a la ferretería antes que cierren y nos hacemos con otra

-Mañana tendrá que ser,  ahora está cerrado…

-¡Uy! ¿tan tarde es ya? Por aquí es que echan muy pronto el cierre y ¡abren bien tarde!

-Tienen buen horario. Vosotros, cuando teníais la taberna…¿que?

-¡Uuuuuh! Hasta que querían irse, se quedaban jugando a las cartas yyy…    Y mi padre se iba a la cama diciendo que tenía que madrugar mucho ¡Toma, igual que yo! Pero allá que me encasquetaba   a esos que se hacían los remolones… Me iba quedando adormilao y decían «¡Vámonos!» Y yo me ponía tan contento, pero era cosa del juego, a mi como nunca me ha gustao jugar, ni sé que querían decir  con eso. O se enredaban a discutir cómo se plantaban los melones…pero el caso es que no se iban…Y ya por último quitamos la taberna…había que aguantar mucho y no salía a cuenta… – va acelerando el paso – ¡Vamos a ver si llegamos a tiempo y no han cerrao todavía!IMG_20170406_152852595