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De los hombres, las mujeres, los niños y la moderación en el beber

-Me estoy poniendo ciego de Cazalla, Vicenta

-O de taronjada, jajajaja…¡Ai quin home! (*canta: si el vino y el aguardiente no se vendiera, no se vendiera, no agafaríen els homes, la borratxera, la borratxera)

-Pues dices tú los hombres, pero yo conozco alguna que las coge buenas…

-¡Ai quin feo està la borratxera en les dones!

-Lo que tiene es que a los hombres se nos perdona tó, por ser hombres, pero igual de feo o de bonito está…

-…el que dius és per pensar, Pablo

-En mi familia no hemos salío borrachos. Siempre había jarras de vino y el porrón a la vista…y que bebíamos con las comidas, naturalmente…Pero así de vicio, no hemos sío ninguno…No sé en qué consistirá

-Y ¿tú nunca has agafat un bon borratxera?

-¡Una y bien gorda!

-Jajaja, ¡Ai quin home!

-No era un hombre todavía…Es que como en mi casa había taberna…Y hacía mi padre limonada, que era vino con agua de limón: Se tronchaban así los trozos de limón (*hace el gesto con las manos) y se endulzaba con sacarina, porque azúcar no había, no es que no hubiera dinero pa comprarla, es que lo que se dice que no había… El caso es que estaban por allí las jarras…y mi primo y yo, entremedias, sin nadie que nos echara vigilancia

…En aquel tiempo no se echaba a de ver uno de los niños como ahora

De trabajo en tabernas y escapismo nudista (en el río aquel)

-¿Qué tal estás? ¿Qué piensas?

– Ná, mi padre, que cuando volvía de noche de trabajar…me hacía que me quedara en su puesto en la taberna, que es que él tenía que madrugar, me decía…miá tú, «madrugar pellejero, que salía el sol y decía que era un lucero»…y allí aguantando hasta que se quisieran ir…

A mí no me gustaba la taberna…En Villarejo, (*el pueblo donde se fue a vivir al casarse) en seguida la quité y dejé sólo la tienda (*una tienda de ultramarinos que atendieron durante sus primeros años de matrimonio, antes de emigrar a Madrid) …Y los domingos dejábamos cerrao y nos íbamos al río ¡Uy, cómo le gustaba a Pili el agua! – Me señala la pared donde está la foto de él y su novia de jovencitos- Y en ese tiempoooo, las mujeres no se bañaban, acudían al río a lavar la ropa, pero ellaaas… ¡vestías!… sólo los hombres y los niños jugaban en el agua…

Nosotros es que nos metíamos en lo escondío, entre los riscos, teniendo buen cuidao de que no nos alcanzara a ver nadie…y que tampoco había bañadores – se ríe-

nosotros, desde luego no gastábamos

Lázaro, ¡anda!

-Me estaba acordando de uno que llamaban Lázaro, que compraba garbanzos en el pueblo; luego ya cuando empezó a haber más abundancia…y se iba a venderlos en Talavera. Y se conoce que habiendo hecho buen negocio, se iríe a celebrarlo a la taberna yyy… Apareció en el Tajo prendío por la chaqueta de un sauce…Pero sin el dinero de la venta…Y es que no se puede uno ir de la lengua – se ríe -…Y uno de los chicos de Varilla, dicen que en eso de la iglesia, que te daban la doctrina, o lo que fuera…El caso es que le preguntó el cura que si sabía algo de Lázaro y él dijo que se lo habían encontrao muerto en el río -se ríe-

– Pero le preguntaban por Lázaro, el que resucitó

– Yo qué sé lo que hizo, si yo a misa no iba…-suspira y mueve la cabeza- Si es que para hacer negocios, lo primero, que no tienes que beber…Luego ya, si te gusta, cuándo tienes el dinero a buen recaudo, en tu casa, pues vas y lo celebras…pero yo no sé si ese otro Lázaro por el que preguntaba el curaaa…¡cómo va a resucitar! ¡Anda!

Hoy no ha llegado a tiempo, tendrá que ser mañana

-Este ruido que va haciendo el garrote es porque se le ha gastao la goma

-Es que le das mucho trote

-Se gasta, ¡claro! Vamos a ver si llegamos a la ferretería antes que cierren y nos hacemos con otra

-Mañana tendrá que ser,  ahora está cerrado…

-¡Uy! ¿tan tarde es ya? Por aquí es que echan muy pronto el cierre y ¡abren bien tarde!

-Tienen buen horario. Vosotros, cuando teníais la taberna…¿que?

-¡Uuuuuh! Hasta que querían irse, se quedaban jugando a las cartas yyy…    Y mi padre se iba a la cama diciendo que tenía que madrugar mucho ¡Toma, igual que yo! Pero allá que me encasquetaba   a esos que se hacían los remolones… Me iba quedando adormilao y decían «¡Vámonos!» Y yo me ponía tan contento, pero era cosa del juego, a mi como nunca me ha gustao jugar, ni sé que querían decir  con eso. O se enredaban a discutir cómo se plantaban los melones…pero el caso es que no se iban…Y ya por último quitamos la taberna…había que aguantar mucho y no salía a cuenta… – va acelerando el paso – ¡Vamos a ver si llegamos a tiempo y no han cerrao todavía!IMG_20170406_152852595