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El tiempo de las cerezas

Le han cambiado la medicación de nuevo y el efecto es una relajación muscular excesiva, que le resta, aún más, equilibrio. Eso no le impide seguir mostrándose digno e independiente. No me llama cuando tiene que ir al baño por la noche, lo descubro yo por él sonido del golpe, no el que se da contra el suelo que es leve como su peso, sino el de tratar de levantarse dándose impulso; sin una queja, sin una llamada.

Cuando venimos de que le curen, (no os asustéis) una pequeña brecha que se hizo en la cabeza, unas vecinas nos traen un cesto de cerezas

Como hace algún tiempo que «no le pasa lo sólido» y estamos a dieta de flanes y papillas, las vecinas me recomiendan recetas triturando la fruta con canela y azúcar… Él dice «¡Cosas que pasan!» y hace un gesto con la mano quitándole importancia. Cuando nos quedamos sólos me pide que le lleve unas pocas, que las quiere masticar.

Las come con gusto. Coge dos de las que van unidas por el rabo, me las señala y dice

– Esto se lo ponían las chicas en las orejas ¡de pendientes!… – sonríe – ¡Qué tiempos!

Según el cristal por el que mira

Entro en su cuarto a ver si quiere algo

-Pablo, ¿estás viendo las Fallas?

-A ver, qué otra cosa voy a hacer…Antes se celebraba mucho también aquí…el ayuntamiento compraba petardos y tracas y ponían un montón en la plaza y allí tó el que se arrimaba podía explotar algo…porque los de aquí están siempre dispuestos pa tirar cohetes…un día salió volando uno por los aires -se ríe- pero no sé hizo ná, otros han tenío peor suerte y se han quedao sin algún deo, pero disfrutaaaan, ¡uy, tú no sabes!…Y ya por últimas no sé si lo prohibieron o sólo los dejan manejarlo a los que son profesionales…es que pa tó hay que valer, cualquier cosa que hagas hay que saber ¡y no vale con querer! ¡Ay! Yo yaaa…aunque quisiera no valgo pa ná; así que me siento aquí en mi tumbona, en el puesto de observación…¡Mira!, por allí sale Pepita, tan arreglá, que irá a misa, ¡a ver!

Y por ese otro cristaaal -mira hacia la televisión- las fiestas esas y el bullicio de gente…Y yo aquí, a resguardo del aire

Batman en rosa y Rascayú en la era

-¿Y este desfileeee?

-De carnaval

-¡Uuuuuh! …Pero ¿qué hacen tó’s vestíos iguales? Ellos de negro y ellas de rosa…¡Miá tú! Si el carnaval es pa que no se te conozca, que no se sepa lo que eres, ¡en eso está la gracia! Precisamente algunos se vestían de mujeres y se pintaban la cara y tó, y se sacaban cantares pa hacer burla unos de otros, y mi abuelaaa, vestía de   vagamundos se burlaba de las ricas que salían a mirar…en fin, quee esos días de carnestolendas se podían hacer tós los disparates… Pero me parece a mí que ahoraaa…andáis como amaestraos, con mucho bombo, pero ná…Lo prohibieron, sí…entonces prohibían tó lo que les parecía…prohibieron una canción (*se pone a cantar) 🎶🎶Rascayú cuando mueras que harás tú,  tú serás un cadáver nada más 🎶🎶 …que era de uno que se le había muerto la novia y bailaba con los esqueletos y decía…ya no me acuerdo…ah! sí, que «estos muertos se han revolucionado»  ¡Uuuuuh, pa qué queremos más!…si no se podía en el pueblo, nos  íbamos a las eras, que estaban retirás de las casas y allá que íbamos…alguno que sacaba un acordeón o unas castañuelas y ¡a bailar!

Lo que está escrito

Sentado sobre una piedra, no mira el mar, se pone a dibujar con su bastón sobre la arena, letras.

– Había uno que le llamaban «Cigarro», que tenía mucho conocimiento…Se compraba manuscritos que se los traía el cartero, a saber de dónde, y los leía mientras estaba en el monte, de pastor. Una vez nos dejaron a cargo, a Nino y a mí, de unas ovejas… Serían ¡ná!, cinco o seis tó lo más, pero ¡lo que es no saber!…pasó él llevando su ganao y se nos fueron las ovejas detrás, pero él las separó y nos dió instrucción de careo. Luego más adelante, me acerqué a él pa que me ayudara a escribir una carta… IMG_20170723_121530.jpgMe estuvo dando unas lecciones y me dejó uno de sus manuscritos, donde venían las muestras de las palabras y yo, ya por mi cuenta, iba escribiendo en la tierra lo que quería decir, luego lo comparaba con lo del manuscrito y si estaba bien pues ya lo escribía en el papel…Y se conoce que no lo hice muy mal porque al poco recibí la respuesta…que era de una chica que se había ido a servir a Madrid, dándome razón de cómo era la vida fuera del pueblo.

El pan que hacía su madre a fuego lento

-¡Mi madre sí que hacía un buen pan! Amasaba harina con agua y yo creo que echaba un poco de masa que dejaba siempre de sobra de otro día…lo dejaba luego reposar tapao con una lona y en el rescoldo de la lumbre, preparaba una sartén vieja,  echaba allí la masa y cubría todo con una tapa primero y por encima y alrededor de la sartén arrimaba las ascuas y se iba cociendo poco a poco, porque si se hace a fuego fuerte echa corteza enseguida y se arrebata sin hacerse lo de dentro…-Se ríe regocijándose de algo- Eso le pasó a mi tía, que puso a cocer el pan metiéndolo más hacia la llama y ¡uy! ¡Qué bien huele, qué bien huele y qué pronto! Y cuando lo destapa, con esa corteza tan tostaditaaaaa, ¡casi quemá! Venga decir, «¡he hecho un pan como unas hostias!, ¡me ha salío el pan como unas hostias!» Pero ¡jodo! Cuando lo abren para comer, lo de dentro estaba masa…sin hacer, ¡claro! ¡Es que las cosas llevan su tiempo! …¡A mi madre sí que le salía buena hogaza! ¡Parece que lo estoy oliendo!IMG_20170506_200008977.jpg

Mi navajita bien corta

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-¡Mi navajita bien corta!…Eso eran dos gallegos que habían traído una piara de cerdos y les darían… Ná, cuatro perras por el porte. El caso es que uno de ellos se compró un pan y el otro, se encaprichó de una navaja y se gastaría en ella to el beneficio. Y ya cuando pararon en el camino, el uno se puso a comer el pan, a pellizcos, y el otro sacó su navaja y abriéndola decía «¡mi navajita bien corta!» y el otro le contestó «pues si quieres pan lo compras» – Se queda pensando mientras mastica lo que ha cortado con su navaja – Ahora ya no hay gallegos; les debe ir bien en su tierra…Antes se les veía mucho, iban de pueblo en pueblo con un carrito que llevaba una rueda grande como la de un carro, pero sólo una y unas patas donde lo apoyaban y afilaban cuchillos, navajas, lo que hubiera pa sacar filo…Iban tocando un silbato, así haciendo un sonido largo y la gente salía al escucharlo… También iban otros con una sartén al hombro y haciendo «tintintiquitín»con un hierro en el rabo de la sartén…Y esos soldaban y arreglaban cacharros, porque antes lo que se rompía se apañaba.

Caramelitos de fresa, limón y menta

-¡Mira esos carritos, qué aparentes!

-¿Te da envidia? ¿Quieres uno tú?

-Nooo, ¡si a mí no me hace falta!, Yo llevo el bastón porqueeee…Me lo puedo echar al hombro, si quiero…Es que estaba pensando en mi primo Nino, que necesita dos muletas para andar…Y una cosa así  le venía bien. Pero seguro que hasta le da vergüenza llevarlo….Si hasta le daba vergüenza cuando yo vendía los caramelos en el cine, en el descanso…Es que mi padre se quedó una temporada a cargo del kiosko el cine

-¡Estabais en todos los negocios! Y ¿qué vendíais, refrescos?

-Pues vino con sifón era lo que más tomaban…Y que era lo más barato y bolsas de «alcagüeses» que también le dicen por aquí «alcahuetes» y pipas y yo salía con los caramelos por entre las sillas de los que no se levantaban a consumir… Iba cantando:

-¡Caramelitos de fresalimónymentaaaa, pa refrescar la garganta y no tener carraspeeeeera! – Se ríe – …Y mi priiimo, ¡Uy! Qué vergüenza le daba. Me decía que no me acercara a su silla y tó… Y se podía haber sacao unas perrillas vendiendo, queee… ¡Y ahora mira! -Señala al hombre que va delante apoyado en un andador-IMG_20170414_220430856

 

 

 

Se admira de cómo la vejez quita las ganas de echarse cargas de leña a las costillas

-¿Tú conoces a Nino? ¡Uuuuuh! Si le ves ahora no le conoces, está muy viejo, fíjate que tiene que andar con dos bastones…Seguro que ya no puede echarse una carga de leña a las costillas…- se ríe – Es que verás, teníamos que llevar dos burros, el de su padre y el del mío, cada uno con una «carga leña» -gesticula con las manos-  a cada lao del burro se sujetan bien dos haces con una soga que lo llaman  «hacer el lazo» y encima se coloca otro y así cargaos echábamos varios viajes…Y por el camino yo iba al cuidao de los animales y Nino iba recogiendo más leña, que se echaba a la espalda ¡Y una carga extra que hacía!  IMG_20170406_210410423Y le dije yo al que estaba a cargo del horno de la cal: «Esta carga que vamos trayendo poco a poco, nos la paga usté a nosotros sin decírselo a nadie».  Y repartíamos a medias lo que fuera, ¡Ná, cuatro perras darían! – Se ríe- y me daba las gracias, porque  él no se atrevía a hablar y si no llego a decirlo yoooo… se lo dan a su padre ¡Después de hacer de burro!

El silbido del águila

Se toma las pastillas colocándolas cerca de la garganta con los dedos y después echa hacia atrás la cabeza para tragar

-Lo hago como las gallinas beben, que estiran mucho el cuello y miran parriba…-Se ríe, ya se ha ido hacia atrás en el tiempo…

– Cuando estuvo Azaña en el gobierno, hizo una ley muy buena, que repartieron las tierras de labor a los pobres, y a mis tíos les dieron un buen cacho…Luego ya, con Franco, se las quitaron, claro- Se queda pensativo un instante, pero vuelve al recuerdo que le lleva a su historia- Bueno, el caso es que tenían por allí las gallinas sueltas y cuando mi tía tenía que coger un pollo -se ríe- no había forma, y me llamaba a mi que era muy chico, «¡morerooo!»…Y era porque yo sabía hacer el silbido del águila…y no lo haría mal, porque corrían todas a esconderse en el chozo y allí ya eras más fácil para mi tía, pillar lo que quería.img_20170204_102010467.jpg

-Y ahora ya, ¿ no sabes hacer el silbido?

-Ahora yaaa-pone las manos y la boca como si fuera a silbar- Con los dientes postizoooos…- sopla -¡No me sale bien el aire!

guardando el equilibrio

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Venimos del huerto y  me va explicando si por los terrenos que pasamos, están bien o mal hechas las podas. Porque el asunto de la poda es una cosa de mucha importancia y gravedad, tanto que eso le lleva de estos árboles a los suyos, a los de su infancia y juventud toledana, a los olivos y a lo bien que preparaba él los troncos, limpios de chupones y bien removida la tierra alrededor…Dice se esperaban en su familia a que él fuera «de permiso», de lo bonitos que los dejaba.

-Y ¿ a ti quién te enseñó todo eso?

-Pues mira, yo aprendí a podar oyendo cómo lo explicaba de bien un hombre en una barbería (seguramente esperando que le cortaran el pelo a tupé)…Y a subirme a varear no me enseñó nadie tampoco. Vi cómo estaban discutiendo dos hombres grandes por ver a quién le tocaba subir arriba, y dije yo, pues no tiene que ser tan difícil, trae «pacá» la vara y me subí de un brinco y así lo hice.

-A ti no te daba miedo, ¿a que no?

-A mii…¡Qué me va a dar! Yo gateaba que era un gusto…y me cambiaba de rama en rama de un brinco, sin pasar por el tronco.