-Pues a mi bisabuelo, que era herniao de las dos partes, – se toca las ingles con ambas manos- le llamaban «Morero el de la potra»
– ¿De la potra?
– La potra son los bultos que tenía, como los que le salen a las «azanorias» y a los nabos, que también se dice potra. Eran hernias, que antes no se operaban y se le hicieron grandes -Se queda pensativo- Cuando murió, que yo le vi porque antiguamente se les tenía allí a los muertos en las casas, por lo menos un día con su noche, allí adorándolos, ¡qué cosas! Yo me fijé que estaba tó lisito – se señala la tripa- Iba vestido con un traje de los buenos. De un arquitecto rico de Madrid, que la que servía en su casa sería pariente y enviaba al pueblo lo que no le valía.
– Y ¿por qué se lo ponían de muerto, en vez de usarlo de vivos?
– ¡Sí hombre! Sí era de mucho luuujo…y en ese tiempo no se usaban más que pantalón de pana y cuando se rompían, apañaban uno corto pa los chicos – se ríe – Dicen que a mí el primero que me hicieron llevaba bolsillos, y estaba tan contento que iba siempre con las manos metías…y me caí de boca
– Y ¿te rompiste algo?