Se agacha a coger un pájaro del suelo, que parece aturdido y sigue andando con él en una mano. La pequeña garra va aferrando su dedo como un anillo
– ¿Sabes? Teníamos un gato que se ponía en la parte de arriba en el corral y cuando hacían los pájaros ese hacia abajo que hacen para luego subir – se para y me señala una curva en el aire con el garrote- los atrapaba, en ese instante. Pero que ¡oye, visto y no visto! Y muchas de las veces se los llevaba a mi padre en la boca
-Y ¿qué hacía tu padre?
-¡Pues comérselos, claro! ¿Qué iba a hacer? Los pelaba y los echaba a la lumbre
Me ha parecido notar un cierto temblor en las verdes plumas
-Y este ¿te lo vas a comer tú?
-Nooo, si no tiene casi carne y son muy enredosos de comer con tanto huesecitos…Este, si lo pudiéramos llevar a mi cuarto y alimentarle con grano…Yo creo que venden grano ahí, al lao de casa, donde las semillas…
En ese momento el pajarillo ha salido volando
– ¡Uy, mira! Si sí que podía volar
-¿Qué pájaro es? ¿Cómo se llama?
-¡No sé lo he preguntao!
–