-Hace mucho calor para trabajar, Pablo. ¿Por qué no descansas ahora a la sombra y luego, cuando baje el sol continúas la faena?
– Porque ahora es cuando tengo ganas…
– ¿No has oído decir por la tele que nos protejamos del sol con estas temperaturas?
-Entonces, porque lo digan por la tele…tié que ser
-Bueno, vale, haz lo que te dé la gana, ya iré a recogerte cuando te dé un vahído y te caigas
Se sienta a mi lado, pero se aburre. Le miro
– Cuando estábamos segando, ya podía estar el sol alto o bajo, que hasta que no se ponía no te ibas pa casa.
Se levanta y me enseña la hoz con la que recoge unas ramas secas de madreselva que hemos estado podando
– ¿Con eso segábais?
– A ver, ¿Con qué iba a ser? – Hace el gesto de segar, agachándose- Se iban haciendo tres «manadas» y lo ibas dejando a un lado, luego se iban juntando pa formar las gavillas – me va explicando todo el proceso y los trucos para que cundiera más el trabajo
– Yo pensaba que se segaba con guadaña
– ¡Esa es la muerte, dicen!. Pa segar hay que doblar el espinazo…pero ahora ya todo lo hacen máquinas