-Y ¿qué miras tanto ahí?
-Los santos, ¿no decías tú eso cuando un libro estaba ilustrado?
-¿Los santos? Eso sería en los libros de iglesia y a eso yoo, he sido poco aficionao.
-Entonces, ¿Cómo decías tú cuando había dibujos en un libro?
-Pues te voy a decir verdad, pocos libros he tenío yo en las manos en mi vida; he sujetao más una hoz y la azada, cosas de campo… Aaaah! Lo que tú dices son estampas, un dibujo de una oveja o de un pastor…¿eso quieres que te diga?
-Sí, las palabras que solías usar, es para dar recado a una amiga.
-¡Mira!, esa sí que es una buena estampa -me señala a un hombre que lleva varios días limpiando de hierbas y cavando una parcela enfrente del huerto – ¿Qué irán a poner ahí que lo está preparando tanto?
-¡Buenos días! – le digo al hombre, que se acerca y nos pregunta que de dónde somos y él a su vez nos cuenta que van a vallar la finca para meter caballos…-
-¿Caballos? – pregunta Pablo- Entonces no trabajes más ¡hombre! Suelta aquí los caballos y ¡verás qué pronto lo dejan limpio de yerbas!