Llevaba Pablo unos días “con poca gana” y la doctora dijo que durante este tiempo de menos horas de luz se hacen los días muy largos y es normal cierta melancolía. Le recetó unas pastillitas que tiene que tomar hasta finales de enero, en que hemos de volver a dar reporte. Por mi parte le animo a salir de casa y a emprender tareas que siempre le han resultado estimulantes
-Tienes que podar ya las parras, Pablo
-Bueno, si tú lo dices, pero no hace tiempo…
Llega Michelle y le pregunta qué tal está y, sin desviar la mirada dice
– ¡Aquí, trabajando, me tienen!
Luego lo deja y se sienta con nosotros y mira a los perros y sonríe
También viene Álvaro
y María José, que son amigos nuevos
y
proponen hacer un cine de verano en el huerto y proyectar películas sobre la pared blanca de la caseta y le dan vueltas al sistema eléctrico necesario y hablan de Rohmer y “Le Rayon Vert” y de que, según Julio Verne “cuando uno ve un raro destello al atardecer, nuestros propios pensamientos y los de los otros se revelan como por arte de magia”…
Se van todos cuando el sol empieza a esconderse y un perro se escapa pero vuelve y Pablo dice
– Pa los Reyes, lo conocen los bueyes y pa San Sebastián el gañán, ¿a qué no lo sabes? – se me queda mirando – Eso quiere decir que los días ya vienen de crecida y que los animales, que son más listos, se echan a deber antes que nosotros