Ahora ya se viene con nosotros a todos lados. Hasta hace poco cuando le proponía una comida con amigos, me decía que prefería quedarse en casa, que le dejara lo que «letocaradecomer» en un tazón y él se lo calentaba en el micro, que eso lo «sabe encender» muy bien…
Hoy hemos estado reunidos en una casa donde viven cinco gatos, un perro, mi amiga con su hermano, muchos cuadros y libros, mucho ventanal y una puerta de cristal abierta al monte..Y hemos añadido cuatro chicas, un niño, otro perro, el Javi, varias botellas de vino, abundante y rica comida, muchas ganas de contar cosas y a Pablo.
Pablo, como los animales y el niño, estaban en su mundo, pero a gusto. Aceptando o rechazando con naturalidad cualquier gesto o alimento que ofrecíamos con afecto, los otros…
Y ¡eso!, que se quedó una tarde muy buena.