Se cayó de noche y se hizo dos heridas, una a cada lado de la frente.
Llamamos y vinieron enseguida en nuestra ayuda, uno de ellos parecía un gigante
Con qué fuerza se agarra y qué bien se sube al coche, dicen admirados de su agilidad
Estos enfermeros le revisan la herida mientras él se deja hacer sin soltar ni un gemido. La herida es leve, nos dicen y nos envían de vuelta a casa, con el encargo de ir el lunes a la consulta de enfermería para cambiar el vendaje
Ya en casa, hace un hatillo con la manta que le pongo en las rodillas y dice que se va a dormir al campo, que es allí donde se duerme bien y que además su cama está llena de gente y que, cómo los va a echar, si no tendrán a dónde ir
Pero si soy yo, le digo, que me he tumbado aquí en tu cama para hacerte compañía. Ah! Con que eres tú, dice, ¡como tienes esos malos pelos, me pareces un león!