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el miedo a que el cielo se te caiga encima

-Y esto…¿Lo has comprao tú o te lo han dao en la Seguridad Social?

-Lo hemos comprado nosotros, Pablo

-Pero, los frenos ¿dónde están?

-Se frena cuando te apoyas

Va cada vez más de prisa con el andador y le tengo que sujetar para que no se «lance»

– No vayas tan deprisa ¿No tienes miedo de caerte? Vamos a parar en ese banco. Y mira, también te puedes sentar aquí cuando te canses

-Ahora que dices de miedo, me he echao a acordar del tío Roque…que cuando había una nube, se subía en una silla y encima de una mesa, pa que no le alcanzaran los rayos

Y fíjate, era carpintero y hacía lo de montar las ruedas de los carros…Se pone en un torno redondo, osea el hierro, y hay que irle juntando las dos puntas…y unos chirríos y unos golpes con el martiiiillo…eso sí que era aguantar ruido. Pero en viniendo del cielo, ahí le tenías, encogío por los truenos…Hay mucha gente antigua que tenía miedo de las tormentas, pero un miedo hondo, de los que no se alcanzan a quitar…

– Y tú, ¿no tienes miedo de que el cielo se te caiga encima?

Me mira desconfiando de mi pregunta

-¡Será al reves!

-¿De caerte tú en el cielo?

– ¡A ver!

De categoría

Le han dejado una silla de ruedas en la Seguridad Social, pero la médica de familia le aconseja muy encarecidamente que la use sólo para trayectos largos, los cortitos a pie, para seguir manteniendo el tono de la musculatura.

-¡Eh Pablo, tienes que andar y seguir siendo valiente!

– Si no consiste en ser valiente, sino en saber cuándo puedes echar a correr…

  • Él va repasando con las manos las barras separadoras, las palancas de freno. Yo le digo que tenga cuidado con las ruedas y que no apoye el bastón en el suelo, mientras trato de salvar (sin accidentes) todos los obstáculos con los que me voy encontrando, bordillos altísimos, coches aparcados en batería con el morro (¡que morro!) invadiendo las aceras estrechas…
  • Llegamos al parque, donde dos operarios del ayuntamiento están realizando tareas de jardinería. Me apoyo en un banco para dibujar y uno de ellos nos grita:
  • -¡Ei Pablo! ¿ com vas?
  • -De categoría… -responde-