Lecciones de Historia mientras se ata un pañuelo

Pues ese que llamaban el Hormiga, luego se supo que logró escapar por los «Perineos» que son unos montes que’stán así entremedias de unos y otros

Y también dicen, porque de alguno llegó carta, que ayudó a pasar a más gente, porque como él se había echao al monte de chico,  se sabía toas las «trequiñuelas» pa esconderse y que no te pillen los guardias, ¡a ver!

Y estando allí y que estalló la otra guerra, la gorda, que aquí no llegó porque Franco dijo que ya habíamos tenío bastante con la nuestra, pero le entregó a los alemanes un porcionao de soldados, y que voluntarios dicen, ¡mía tú!, pué que alguno, ignorante, fuera voluntario…El caso es que pa’llá fueron los de «la división azul» a luchar contra los rusos

Y ya ves tú, con la mala ropa que «iríen» y mal calzao y de tó, pues murieron más de frío que otra cosa…Uno del pueblo que fue y volvió vivo pero loco sin remedio, le preguntaban pa reírse de’l «¿qué tal por Rusia?» Y él contestaba, «¡Uuuh, rusos por aquí, rusos por allí!» y se conoce que los volvía a ver en su cabeza, porque se escondía…el pobre

Y el hormiga en cambio, dicen que se metió en la resistencia francesa, que era una especie de ejército que combatían contra los alemanes pero furtivamente…Y eso se le daba bien a él

¡Hala! Ya estamos aviaos ¿A dónde hay que ir?

38 comentarios en “Lecciones de Historia mientras se ata un pañuelo

  1. carlos

    Ese fue el destino de tantos y tantos españoles, Uno de ellos atravesó los Pirineos con una ametralladora al hombro. Y los gendarmes le preguntaron: -Para qué la quieres, si aquí estamos en paz? Pronto os hará falta. Contestó. Un abrazo.

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  2. Estrella RF

    ¿Me repito, Note? es que siempre que te leo tengo la misma sensación: ternura. Ternura me produce Pablo con sus historias, aunque sean trágicas como ésta, me producen ternura porque lo cuenta con una frescura, con una ingenuidad, yo diría que con bondad. Me le imagino con carácter fuerte pero bonachón, con un corazón de oro. Igual me equivoco, pero esa es la imagen que tengo y me gusta de él. Y el mérito es tuyo por cómo nos le muestras.
    Un abrazo. Las ilustraciones me encantan, deberías hacer un libro con estos relatos y sus ilustraciones, sería todo un éxito.

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  3. Laura Antolín

    Bueno qué ricura de hombre abrigándose mientras nos cuenta lecciones de historia, por dios. Las guerras, las guerras, qué horrorosas se miren por dónde se miren…
    Hace poco conocí a un señor que pasó su juventud en la nuestra y después de ver cómo fusilaban a toda su familia se alistó a la división azul esa, y ahora tiene 96 años y la cabeza totalmente lúcida y del resto anda perfecto (bueno, este invierno le dio un achaque), que hasta hace nada iba a diario a nadar a la piscina cubierta, caminaba y se las apañaba solito en casa. Un superhombre, vaya. Como nuestro querido Pablo, a quien aprovecho para felicitar por su cumpleaños que me perdí ese día. ¡Queremos tanto a Pablo! Besos.

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  4. palmeiralibre

    ¡Lo mío no tiene remedio…! Cada vez que voy al médico (de momento lo hago lo justito), se me va el santo al cielo para todo lo demás. Es que tengo síndrome de bata blanca hasta para mirarme la tensión. Y de eso se trataba: hacía años que no me la miraba y mi ATS me dijo que iba siendo hora. Y es que cuando me la miraba en la farmacia siempre la tenía alta (mi farmacéutico lleva bata blanca y la última vez que me la tomó, al ver mi alegría -tenía 13 y 7-, me largó que no era motivo para alegrarse puesto que a aquellas horas la tensión solía andar a la baja. A la alta o a la baja, con ella me quedé hasta la fecha. Y eso que tengo tensiómetro en casa. Como todo estaba en su sitio, procuraré tomármela por mi cuenta de forma periódica.
    Después de este preámbulo, veras que le está saliendo una competidora en batallitas a Pablo. Pero las suyas son de matrícula. ¡Vaya lección de Historia de primera mano! ¡Qué recuerdos! Mi abuela me contaba que una vecina tuvo escondido en una doble pared a un hermano rojillo. Llegué a conocer a este hombre. Y ella misma permitió que un amigo de su hijo -mi tío- permaneciese unos días metido en el cubo de sacar agua del pozo.
    Y de las joyas que mi padre entregó para le División Azul… Las alianzas y un par de sortijas, que era todo lo que poseían. Lo triste es que más tarde mi madre pudo comprobar que una de sus sortijas la lucía en su dedo la hija de uno de los recaudadores: así se escribe la historia…
    Y aquí termino porque, además, he de prepararme para celebrar el cumpleaños de una nieta. Pero es que las historias de Pablo suscitan tantos recuerdos…
    Un abrazo compartido

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  5. whatgoesaround

    Grandes ilustraciones. Muchas lecciones de historia ahí, pasando de un lado a otro de los «Perineos» (quizá como profesor de geografía que no se gane la vida, jajaja…). Estoy leyendo «El Impostor» de Javier Cercas, qué bueno es el libro. Basado en un personaje real que engañó a todo el mundo. Muy interesante porque se toca también Guerra Civil, franquismo, la Alemania nazi… se menciona a trabajadores que Franco mandó para alli a trabajar en fábricas alemanas, a través de convenios. Ya te digo, un libro muy interesante y las palabras de Pablo me lo han recordado.

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