Me cuenta una historia disparatada de uno del pueblo que le robaba dinero a su tío con una tarjeta, pero que le descubrieron porque en el cajero siempre te hacen una foto cuando sacas dinero. Le pregunto que cómo sabe él eso, que quién se lo ha contado. Me dice que una vecina que tenía antes, que se veían desde la terraza cuando tendían la ropa. Que vivía sola y se llamaba Sole y que tenía por aquí una sobrina que la invitaba a comer cuando hacía lentejas, porque era un guiso que a ella le gustaba mucho pero que ¿Cómo se iba a hacer un cazo para ella sola? Y pone una mano haciendo un cuenquito para indicarme lo poco que es una ración de lentejas y suspira. Dice que la última vez que acudió, la sobrina vio lo mal que respiraba y que avisó para que la llevaran al hospital y allí vieron que en las venas lo que tenía no era más que agua y aunque la pusieron un injerto, la sangre nueva, al entrar con tanta fuerza, acabó con ella. Y que él fue a su entierro y vio que la caja en que la llevaban era como la de una niña, así de pequeña, de lo consumía que se había quedao. Agacha la cabeza y parece que el cielo le pesa sobre los hombros.
– Y ahora ya nadie me tiene al tanto de lo que pasa…
Triste la historia, pero veo en la prosa claridad y sencillez. Abrazo y rosas.
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Gracias Rubén, que lo ves claro y sencillo porque eres una amable persona. Venga ese abrazo (y las rosas, qué bonita forma de saludar!)
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El dibujo es precioso y el relato de una gran ternura.
Qué pesado se nos puede hacer el cielo a veces!
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Gracias Eva, por tus amables comentarios y comprensión (la comprensión me parece una manera de sostener el cielo para que no pese tanto)😊😙
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Historia sabrosa como un plato de lentejas. saludos
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Gracias Calauche, y esos saludos!
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«Agacha la cabeza y parece que el cielo le pesa sobre los hombros». Es tan gráfica la frase como la imagen. Bonita historia, cómo no. Abrazote.
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Ay Luna, qué bonica eres! Y ese abrazo, venga!
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De regreso a casa, de vuelta a las historias profundas y hermosas que nos cuentas. Un abrazo amigo.
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Bienvenido! Te echábamos de menos. Trae ese abrazo!
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El relato es realmente muy, muy disparatado. Pero es tan tierno como los relatos disparatados de Don Verídico, muy en boga en mi país durante mi infancia. Vaya aquí una muestra: http://www.uruguaytotal.com/juceca/anterior.php
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Ay, en esta historia percibo a Pablo de bajoncete: la verdad es que dan ganas de achucharlo para que sepa que sí que importa. ¡Me gustaría que le llegase mi cariño a través de ti! Un abrazo, noteclaves.
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Le llega, (cuando se vive mucho se va perdiendo mucho: amigos, familia, hilos que te unen al mundo y fuerza para mantener el cuerpo erguido) tú cariño, tu compresión le llega, como a mi. Y ese abrazo
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Un abrazo!!!
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Ese abrazo!
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😓
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