-Yo no sé por qué se dice así, porque las cabras están mejor que quien lo dice. Uy, nosotros criamos una, que luego se la llevaba mi abuelo Pablo con las suyas, pa sacarla…Y ¡se comía la merienda de los gañanes!…los gañanes son los que aran -va explicando esto con las manos también- y mientras van haciendo el surco, pues dejan atrás la merienda en la manta y esta cabra aprovechaba para írsela quitando…¡Uuuuh! y cuando yo me iba a la viñaaaa, se venía detrás de mí como un perro, comía por allí lo que la parecía y se iba a corretear por los riscos…pero en cuanto yo decía ¡Vámonos! acudía corriendo y se volvía otra vez conmigo… así que muy locas no están las cabras. Luego teníamos un burro, que ese sí estaba como una cabra. Una vez nos tiró a mi madre y a mí, vamos, yo brinqué antes de que me tirara, pero mi madre cayó patas arriba
Y es que este burro era mu manso y mu fuerte pa llevar lo que le echarás a las costillas; pero en viendo a alguien correr a su lao…a otro burro o mula o hasta un perro, ¡Uy, se ponía a correr como loco!
Me ha hecho pensar en el caballo de Gary Cooper en “Friendly persuasion” (la gran prueba)
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Esas imágenes tan claras,esos recuerdos tan nítidos… Yo por las dudas, no me acerco ni a una cabra ni a un burro!
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¡Je, je, yo como Claudia huyo de las cabras como de la peste! Jugando al «balón bolea» una de ellas me dio una cornada en todo el culo cuando me agachaba a recoger la pelota. Conservo una buen cicatriz en la barbilla, pero la verdad es que durante unos días fui famosa entre los de la pandilla. ¡Preciosa historia!
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Le he echado un vistazo a tu trabajo y me han gustado mucho las historias y tus dibujos, te felicito.
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Me alegra mucho que hayas entrado a mirar por aquí. Muchas gracias por el comentario amable😊
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Qué bueno este dibujo! Y la historia, que yo también soy de pueblo
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