La radio clandestina

-Si lo peor fue la posguerra

-¿Más que la guerra?

-En el tiempo que duró la guerra, en nuestro pueblo, que estaba en zona roja, nadie hizo mal a nadie y no faltó el pan y hasta se cocían dulces en el horno en los días señalaos

– Y en la posguerra ¿empezó el hambre?

– No era sólo la falta de alimento… era el miedo… que se vivía…como si te estuvieran vigilando…que ibas por la noche con el burro y cualquier sombra de retama que se movía  en el camino se te hacía un guardia civil. Hubo que aprender a hacer tó a escondías, moler el trigo y escuchar la radio.

– ¿ La radio?

-Es queee – se ríe y baja la voz – nosotros escuchábamos La Pirenaica, (Radio España Independiente) que era… donde llegaban las noticias de los presos…y de los que se habían escapao a Francia  y a otros laos…Leían las cartas que escribía la gente de lo que pasaban… lo que no se podía decir. Esperábamos a cerrar la tienda y con mucho cuidao de no dejar ninguna rendija abierta… buscábamos la emisora, que era en onda corta, temiendo siempre que alguien alcanzara a pasar por la calle y oyera las interferencias…wp-1498774708630.

22 comentarios en “La radio clandestina

  1. inspectordisaster

    Qué relato tan chulo: recuerdo cuando mi abuela, costurera, me contaba como se había preparado un abrigo lleno de «dobles fondos» para el estraperlo. Lo llenaba de tantas cosas que tenía que hacerse pasar por embarazada. ¡Cuántas tardes he pasado escuchado esas historias!… sé que me repito, pero me encanta como las cuentas…

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  2. Alvaro Salazar

    Coincido con Claudía. Lo peor es el miedo… y el silencio. Ya se sabe: En boca callada… Cuanta castración, cuanto miedo.
    Por eso, cuando pienso en esa gente que se reunía en torno a la radio para escuchar palabras que venían de muy lejos, que casi eran de otro, que se la jugaban por escucharlas, cuando uno lo piensa los quisiera abrazar. Dale ese abrazo a Pablo de mi parte.
    Y que no se nos olvide.

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    1. noteclavesilustracion Autor

      Pues si está en una novela de Almudena Grandes, debía de ser algo común, entre la gente que aún tenía energía para la esperanza y escuchaba esas emisiones como una forma de resistencia. Esta escritora está muy bien documentada. Muchas gracias, Maite, por pasar a leer estas pequeñas crónicas de Pablo y saludos

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      1. Mayte Blasco

        La novela es fabulosa. Recrea un hecho histórico que tuvo lugar en 1944, cuando un pequeño ejército de comunistas españoles en el exilio intenta invadir el Valle de Arán desde Francia para volver a instaurar la República. Lamentablemente, no les salió bien la jugada… Un saludo.

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  3. saricarmen

    Ese miedo, el constante recelar no se olvidan. Los recuerdos de Pablo me llevaron a los míos. El 11 de septiembre de 1973 los militares se tomaron el poder. Yo tenía 21 años y estaba embarazada de mi primer hijo. Ni en el trabajo, ni en ningún lugar público nos atrevíamos a expresar nuestras opiniones. Debido al toque de queda, temprano debíamos resguardarnos en nuestros hogares. Las radioemisoras estaban controladas y la única forma de saber qué era realmente lo que ocurría era sintonizando en onda corta lo que se decía en otros países. Todo esto esto mientras se oían ráfagas de metralletas en algún lugar. La verdad y magnitud de lo acaecido en esos años, ha trascendido mucho después, y no en su totalidad.
    ¡Qué viva la libertad y ojalá en ningún lugar se viva con miedo y opresión!

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