El pan que hacía su madre a fuego lento

-¡Mi madre sí que hacía un buen pan! Amasaba harina con agua y yo creo que echaba un poco de masa que dejaba siempre de sobra de otro día…lo dejaba luego reposar tapao con una lona y en el rescoldo de la lumbre, preparaba una sartén vieja,  echaba allí la masa y cubría todo con una tapa primero y por encima y alrededor de la sartén arrimaba las ascuas y se iba cociendo poco a poco, porque si se hace a fuego fuerte echa corteza enseguida y se arrebata sin hacerse lo de dentro…-Se ríe regocijándose de algo- Eso le pasó a mi tía, que puso a cocer el pan metiéndolo más hacia la llama y ¡uy! ¡Qué bien huele, qué bien huele y qué pronto! Y cuando lo destapa, con esa corteza tan tostaditaaaaa, ¡casi quemá! Venga decir, «¡he hecho un pan como unas hostias!, ¡me ha salío el pan como unas hostias!» Pero ¡jodo! Cuando lo abren para comer, lo de dentro estaba masa…sin hacer, ¡claro! ¡Es que las cosas llevan su tiempo! …¡A mi madre sí que le salía buena hogaza! ¡Parece que lo estoy oliendo!IMG_20170506_200008977.jpg

16 comentarios en “El pan que hacía su madre a fuego lento

  1. saricarmen

    ¡Todo lo que preparan las madres sabe exquisito! ¡Especialmente el pan! Y ya parece que estoy saboreando esa holgazanes horneada de esa forma tan particular…
    ¡Felicidades a todas las madres de esas tierras! Aquí corresponde al segundo domingo de mayo.
    ¡Un gran abrazo!! 😄 😄

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  2. Laura Antolín

    Hum, me recuerda el pan que amasaba mi abuela, qué riquísimo. Lo hacía de escanda (ahora le dicen espelta) y era un gusto verla manejar aquella masa que dejaba reposar en la masera (un arcón, tipo mesa con tapa) no sin antes taparlo con paños limpios, antes de hornearlo. Olía que alimentaba. Hace mucho que yo no como pan pan (soy celiaca) pero no paso ganas por el que se vende por ahí, ahora que por un pan de casa… Creo que a esa pequeña porción de masa que guardaban de una vez para otra la llamaban «masa madre», aunque puede que me lo esté inventando, No sé. Sí, vivan las madres y las abuelas y todas.

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      1. Laura Antolín

        Oh, sí, Pablo nos da la vida en ese sentido.
        A la tarea de preparar el horno de leña para cocer el pan le decían «roxar» (en bable), es decir, llevar las ascuas al rojo vivo. Qué cosas, si no fuera por «Dar recado de mí», esta palabra se me habría perdido en vete a saber qué olvido. Abrazo a los dos.

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