Han pintado una esvástica en el suelo, por el camino que pasamos a menudo. Señala con el bastón
-Por aquí también hay nazis
Seguimos andando sin decir nada. Luego, vuelve a tomar la palabra durante la lenta y laboriosa acción de cambio de zapatillas
-En el pueblo quedó uno queee…Habría más, pero cuando perdieron la guerra los alemanes, se quitaron las camisas azules…Ese que digo guardaba mucho rencor y lo voceaba en el bar… También cantaba al estilo Antonio Molina y le invitaban a beber…Y luego en casa, a su mujer… ¡Uy! Tenían una purrela de hijos, ¡cada paliza una tripa! Ya cuando fueron creciendo se enfrentaron a él, porque salieron buenos…Y un día y que la emborrachó, la hizo beber, no sé si hasta con un embudo, dijeron… y el cabrón llamó a los hijos para enseñársela diciendo «Ahí la tenéis cómo se pone, por eso la pego». Y ya los hijos no aguantaron más y se llevaron a la madre a Madrid. Luego y que apareció él con un saco de garbanzos para hacerse perdonar
-Y ¿le perdonaron?
-No… Acabó pidiendo por la calle. Y ya por últimas se tiró por una ventana. Eso dicen. Pero los hijos salieron buenos y trabajadores.
Vaya historia que contó!!!
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Cuánto que contar…
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«Es que son muchos años», dice Pablo
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Pablo es muy entrañable y creo que se llevaría muy bien con mi padre, tendrían buenas conversaciones.
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Historias de cada día de aquellos tiempos… me encantan, con su dolor y su ironía. Y tus dibujos son muy lindos.
Un abrazo.
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Gracias, Estrella. Un grande abrazo
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Menos mal que los hijos salieron buenos, se me encogió el corazón con la de hoy. (Ayer, creo que me la perdí…) Esta recopilación que haces, con sus «santos» (pregúntale por esa palabra, que se usaba en vez de «ilustraciones», a ver si él se acuerda…) es fabulosa. No canso de decirlo, un material de primera. Esto sí que es memoria histórica. Abrazo doble.
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Le preguntaré, Laura. Me alegra que hagas estos pequeños lapsus y levantes la cabeza de tu escritorio novelero. ¡Ese abrazo!
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No lo puedo remediar: esas anécdotas son aditivas. ¿La novela?, oh, ando rumiando. Mientras, le doy de comer al blog.
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Ay qué historia más terrible! Es que no hay nadie que cuente tanto con tanta economía de palabras. Pablo consigue llevarte al meollo en dos frases, asustarte, enternecerte, comprender todo y además, de remate, quedarte con la boca abierta por lo que acabas de leer. Y él, como si nada… Y es que cuando alguien ha visto tantas cosas en esta vida y las ha entendido con ese corazón enorme, tiene una historia para cada cosa. Un genio.
Abrazos Note
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Esta historia está, además, transcrita tal y como lo cuenta, palabra por palabra, sin ningún tipo de «embellecimiento» por mi parte. Te abrazo y te agradezco mucho que vengas a leer «a la trastienda»😊😗
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