-¿Tú conoces a Nino? ¡Uuuuuh! Si le ves ahora no le conoces, está muy viejo, fíjate que tiene que andar con dos bastones…Seguro que ya no puede echarse una carga de leña a las costillas…- se ríe – Es que verás, teníamos que llevar dos burros, el de su padre y el del mío, cada uno con una «carga leña» -gesticula con las manos- a cada lao del burro se sujetan bien dos haces con una soga que lo llaman «hacer el lazo» y encima se coloca otro y así cargaos echábamos varios viajes…Y por el camino yo iba al cuidao de los animales y Nino iba recogiendo más leña, que se echaba a la espalda ¡Y una carga extra que hacía! Y le dije yo al que estaba a cargo del horno de la cal: «Esta carga que vamos trayendo poco a poco, nos la paga usté a nosotros sin decírselo a nadie». Y repartíamos a medias lo que fuera, ¡Ná, cuatro perras darían! – Se ríe- y me daba las gracias, porque él no se atrevía a hablar y si no llego a decirlo yoooo… se lo dan a su padre ¡Después de hacer de burro!
Relatos para hacer un libro…. 🙂
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