Se toma las pastillas colocándolas cerca de la garganta con los dedos y después echa hacia atrás la cabeza para tragar
-Lo hago como las gallinas beben, que estiran mucho el cuello y miran parriba…-Se ríe, ya se ha ido hacia atrás en el tiempo…
– Cuando estuvo Azaña en el gobierno, hizo una ley muy buena, que repartieron las tierras de labor a los pobres, y a mis tíos les dieron un buen cacho…Luego ya, con Franco, se las quitaron, claro- Se queda pensativo un instante, pero vuelve al recuerdo que le lleva a su historia- Bueno, el caso es que tenían por allí las gallinas sueltas y cuando mi tía tenía que coger un pollo -se ríe- no había forma, y me llamaba a mi que era muy chico, «¡morerooo!»…Y era porque yo sabía hacer el silbido del águila…y no lo haría mal, porque corrían todas a esconderse en el chozo y allí ya eras más fácil para mi tía, pillar lo que quería.
-Y ahora ya, ¿ no sabes hacer el silbido?
-Ahora yaaa-pone las manos y la boca como si fuera a silbar- Con los dientes postizoooos…- sopla -¡No me sale bien el aire!