Pepa, la vecina de enfrente. Donde antes, durante muchos años estuvo el bar PEPE. Ella era la cocinera, muy afamada por sus arroces y picaetas de sepia con ali-oli y sus hijos llevaban la barra y las mesas, eficiente y amablemente. Tienen también un huerto y nos trajo hace unos días membrillos y calabaza.
Hoy, hemos cruzado a su casa para llevar un trozo de carne de membrillo y otro de pastel de calabaza. Ella ha salido, porque iba a la compra y hemos estado un rato en el medio de la calle hablando.
-Yo también voy a hacer membrillo, mañana o pasado me pondré, porque lleva mucho tiempo hacerlo… Y luego al final, me lo como yo…Bueno…cómo se nota que sois de Madrid ¡Lo que os gusta ir al campo! ¡Y este hombre lo que anda ! ¡con lo mal que se ha «quedao» de la cabeza! Pero las piernas, fíjate que bien las tiene…No si… engordar no vais a engordar…Yo en cambio, estoy muy mal de las rodillas…Y no me quieren operar…Y que dicen que soy muy vieja…¡Cómo voy a estar vieja, si la cabeza la tengo estupendamente! Si yo fui a aprender de ordenadores y todo…y hasta he escrito mi vida… Es que es mucho lo que he pasao…Bueno, ¡hala! Qué os estoy entreteniendo. A ver si un día me lleva mi hijo a ver vuestro terreno…
-Cuando quieras
Pablo ha estado todo el tiempo en silencio con sonrisa atenta…cuando hemos empezado a andar me ha preguntado:
-Y ¿qué dice Pepita?